Mi cita a ciegas resultó muy puta.
Una cita a ciegas permite a un maduro conocer a una diosa que hará tambalear toda su vida. Maite resulta no solo un bellezón sino una autentica puta en la cama.
Ese día todo me había salido mal. El trabajo agobiante, el calor insoportable y encima una antigua novia que no dejó de llamarme, insistiendo en que quería que conociera a una amiga recién llegada de Panamá. Cansado por su insistencia, no me quedó más remedio que aceptar y quedé con esa desconocida en el Goizeko, un lujoso restaurante vasco ubicado en la zona más cara de Madrid.
Cansado y estresado hasta decir basta, al salir de trabajar, me tomé una ducha para relajarme. El chorro del agua cayendo po...