Mi cita a ciegas resultó muy puta.

Una cita a ciegas permite a un maduro conocer a una diosa que hará tambalear toda su vida. Maite resulta no solo un bellezón sino una autentica puta en la cama.

Ese día todo me había salido mal. El trabajo agobiante, el calor insoportable y encima una antigua novia que no dejó de llamarme, insistiendo en que quería que conociera a una amiga recién llegada de Panamá. Cansado por su insistencia, no me quedó más remedio que aceptar y quedé con esa desconocida en el Goizeko, un lujoso restaurante vasco ubicado en la zona más cara de Madrid.

Cansado y estresado hasta decir basta, al salir de trabajar, me tomé una ducha para relajarme. El chorro del agua cayendo po...

Una cena con final inesperado

Me levanté de la cama y abrí la puerta del baño y me quedé como hipnotizado, se había recogido el pelo para no mojárselo y desde donde yo estaba admiraba como ese cuerpo de diosa terso y juvenil que hasta hacia unos minutos había sido mío, en estos momentos era acariciado dulcemente por el agua que salía de la ducha.

UNA CENA CON FINAL INESPERADO

Por fin ya son las 20:00 del viernes, llevamos toda la semana planeando en el trabajo esta cena de verano.

Todos los años, cuando llega el mes de Julio, los compañeros de la oficina organizamos una cena de despedida, por cuestión de turnos en las vacaciones veraniegas, algunos estaremos hasta tres meses sin vernos.

Para este año, la velada se presenta tranquila, somos todos casados y después de un agotador mes, lo que nos apetece es salir de fiesta y comer...

Me gustas más que comer con los dedos II

Puse todo mi empeño en alejarte y alejarme, pero no puedo negarme que añoré cada minuto que volviera a suceder y ahora me he cansado de añorar.

Estaba echada en el sofá pensando cómo no, en Mario. Recordé como aquella última vez que nos vimos bajo la lluvia me había dicho que quería seguir viéndome, incluso quedamos para esa tarde. Pero no vino. Aún recuerdo el mensaje que recibí:

“-Estela aunque desee más que nada en el mundo ir no voy hacerlo, creo que lo mejor es dejarlo correr, los dos sabemos que es demasiado complicado y terminaremos haciéndonos daño y aunque ahora duela, más dolerá después”

De eso hacía ya ocho meses y se...

Me gustas mas que comer con los dedos

... No pasara nada, dijiste que no había tensión sexual conmigo -le dije al marido de la mejor amiga de mi madre, rozando su ereccion-

Acababa de llegar a ver a mi madre, estábamos charlando en la cocina cuando llegó una de sus amigas.

  • Hola Juana –la saludé cortésmente-

  • Cuanto tiempo sin verte, ¿Cómo va todo?

  • Pues bien

  • ¿El trabajo?

  • Perfecto tengo unos días de vacaciones, por eso mi visita entre semana a mama

  • Que bien, ¿y tu novio?

  • Trabajando, bien también –mentí-

No estábamos en un buen momento, pero no iba a decírselo. No quería preocupar a mi ma...

Me gustan más los maduros (3)

Me gusta el sexo divertido. Y me gustan los hombres maduritos. Saben más y enseñan mejor. Cuando alguno me gusta, les dejo visitarme. Me gusta organizar esas visitas.

Hola. Me llamo Sandra. Tengo 24 años. Soy más bien delgada, no tengo grandes curvas, pero me dicen que mis tetitas, mi culito y mis tetitas están muy bien y me hacen muy manejable. Me gusta el sexo, mucho. Y me gusta divertido, con mucho morbo y con sorpresas. Me gustan los hombres imaginativos, con sentido del humor y que den más cosas que polla. Y con experiencia. Que sepan follar y que aporten conocimientos a mi periodo de formación. Eso me ha llevado a que me gusten más los hombres maduritos. Saben más...

No eres su juguete, eres mi amante

Mi pelvis golpeaba la porcelana a cada arremetida y no me importaba, me ardía la vagina de tanto traqueteo y eso me excitaba aún más.

Llevaba un año trabajando para Alicia, en el sector inmobiliario. Ella era la mejor amiga de mi hermana mayor. De pequeña soñaba con ser como ella, ahora puedo decir con el paso de los años y el conocimiento más cercano que no la soportaba y me preguntaba mil veces al día que podía ver en ella cuando siendo solo una niña quería parecerme a ella.

La Alicia que idolatré era una chica que al igual que mi hermana me llevaba casi diez años, era guapa, resuelta, muy moderna y dispuesta a divertirse cont...

El despertar sexual de Cassandra

Continúa la historia de Cassandrita, en esta ocasión recibe una visita inesperada hasta las puertas de su balcón. Viejos pervertidos de bondadosas medidas y panochitas apretadas por calzoncitos de coquetos diseños son algunos de los temas a tratar en este relato.

Antes de continuar, mis más sinceros agradecimientos a todos aquellos que siguen, leen, comentan y valoran esta porno novela, esperando y este capítulo sea de su agrado.

……… después de su cacareada, el maestro Pepe se dirigía a paso lento y gelatinoso a un grupito de niñas, recorriéndolas con su morbosa mirada y saboreándoselas a todas mientras se acercaba a ellas al tiempo que se rascaba sus bolas apretadas dentro de su tieso pantalón color camel, analizando de manera anatómica especialmente a Cassan...

Me gustan más los maduros (2)

Me llamo Sandra. Acabo de cumplir 24 años Siempre me han gustado más los hombres mayores que yo. Después de probarlos, ya no tengo dudas. Prefiero los maduritos para follar.

Hola. Me llamo Sandra. Acabo de cumplir 24 años. Me gusta gozar la vida Y hacerla lo más divertida posible. Excitarme y excitar. Y los hombres (bueno, también algunas mujeres). Me gusta hacer el amor, pero realmente me gusta más follar. La diferencia es importante. Por un lado no me quiero atar a nadie  todavía. Por otro, hacer el amor está muy bien pero follar es mejor (si te follan bien, claro) y se sufre menos.

Aunque soy más bien delgada, no debo estar nada mal porque me miran y me piropean (aunqu...

El profe de historia (parte dos)

Aquella tarde se repitió en mi mente por muchas noches. Cada gesto, cada sensación, cada poro de aquella piel se quedo como tatuado en mi mente y era inevitable recordarlo y no ponerme a mil

Aquella tarde se repitió en mi mente por muchas noches. Cada gesto, cada sensación, cada poro de aquella piel se quedo como tatuado en mi mente y era inevitable recordarlo y no ponerme a mil. Si cerraba los ojos podía sentir en mi boca el sabor de su miembro taladrándome hasta la garganta, podía sentir sus dedos jugar con los pliegues de mi sexo. Todo  se repetía en mi mente una y otra vez, como un cine sin fin.

Ni sé cuantas veces mis dedos jugaron con mi clítoris en la soledad de mi cuarto recordand...

El profe de historia

Sabía que me estaba mirando. Desde la corta distancia que separaba mi pupitre de su mesa podía sentir el calor de su mirada clavada entre mis piernas

Sabía que me estaba mirando. Desde la corta distancia que separaba mi pupitre de su mesa podía sentir el calor de su mirada clavada entre mis piernas, ligeramente abiertas mostrando la braguita transparente que dejaba poco a la imaginación.

Su voz me llegaba como entrecortada, apenas si sabía de qué estaba hablando desde su mesa de profesor. Mi mente calenturienta de 17 primaveras corría en morbosos paisajes de sexo salvaje y sudor, de lenguas traviesas y durezas en mi interior.

Me ponía, me pon...