Maria. Una rara historia de azotes(2)
La madura vecina disfruta, y hace disfrutar.
Justo una semana después de la azotaina que le dió Rosario a su hija en presencia de María, ésta no paraba de darle vueltas al asunto, se masturbaba como una loca pensando en ello, hasta que por fín decidió ir a casa de su amiga, sabía que su madre no estaría, y le apetecía mucho hablar con ella sobre el tema.
Se armó de valor y se encanminó a casa de su amiga y compañera de clase, en los diás posteriores a la paliza que tanto la había excitado no se atrevió a hablar con ella en clase, y ahora tampoco s...