La pérfida institución (ii)
Continuación de las peripecias de nuestra protagonista en ese Internado tan especial...
Capítulo 4
Vanessa Begaglia esperó a que las luces de la habitación se apagaran por completo. En la soledad compartida de la noche, podría, si era un poco discreta, acariciarse el clítoris. La tensión del post-encierro estaba siendo demasiada. La empleada de servicio que normalmente inspeccionaba la habitación colectiva, una vieja enjuta y de aspecto nada amable, hizo el recorrido de rigor y se marchó. Las luces se apagaron. En unos minutos todo el mundo dormiría. Alba, su “mejor amiga”, le asaltaría...