El Penal de los Lamentos (07)
El alcaide inicia a Rebeca en los rigores de la esclavitud
Persuadido por el alcaide y por la propia Rebeca, el juez aceptó dejar a su sobrina en la prisión durante una semana.
¿Me promete que nadie le tocará un pelo en ese tiempo?
Se lo prometo.
Bueno, y ¿cómo, cómo lo hacemos?.
No se preocupe por eso, yo me encargo de todo, váyase tranquilamente a su casa, la deja en buenas manos.
Está bien, bueno, pues, adiós Rebeca, sé buena.
Adios tío, tranquilo.
Venga le acompañaré a la puerta, y tú Rebeca espérame aquí...