El Penal de los Lamentos (07)

El alcaide inicia a Rebeca en los rigores de la esclavitud

Persuadido por el alcaide y por la propia Rebeca, el juez aceptó dejar a su sobrina en la prisión durante una semana.

  • ¿Me promete que nadie le tocará un pelo en ese tiempo?

  • Se lo prometo.

  • Bueno, y ¿cómo, cómo lo hacemos?.

  • No se preocupe por eso, yo me encargo de todo, váyase tranquilamente a su casa, la deja en buenas manos.

  • Está bien, bueno, pues, adiós Rebeca, sé buena.

  • Adios tío,  tranquilo.

  • Venga le acompañaré a la puerta, y tú Rebeca espérame aquí...

El Penal de los Lamentos (06)

Yulia es puesta en el cepo a disposición de los soldados. Mientras tanto el alcaide se lleva una agradable sorpresa en su despacho

Sánchez  decidió que Yulia sería la primera en el cepo y que él la encularía por primera vez en su vida delante de todos. Sólo entonces podrían los demás disponer de ella y de su orificio trasero.

El verdugo levantó la tabla superior del cepo y sumisamente la bella joven  se inclinó  y puso el cuello en el rebaje semicircular del centro mientras colocaba las muñecas en los rebajes laterales. Sánchez  le recolocó  la melena rubia por un lado de la cara y cerró el madero superior asegurándolo con un gan...

El Penal de los Lamentos (05)

Sánchez el verdugo muestra a Yulia y Alina las diferentes dependencias del penal para que vean lo que hacen con las presas.

Antes de marcharse a ver al juez, el alcaide le quitó los dragones a Alina entre gritos de dolor y le prometió que una hora iría a buscarla al cepo. Cuando el alcaide desapareció Sánchez permitió  que Yulia le aliviara el dolor de pezones y clítoris a su compañera lamiéndola como un gatito.

Tras esto las dos fueron conducidas a la recepción de la prisión para que se formalizara  correctamente su ingreso. Allí les hicieron las fotografías de identificación de rigor con un cartel en  el que figuraban su...

El Penal de los Lamentos (04)

Las presas forman en el patio para asistir a una cruel flagelación

El alcaide y su prisionera tardaron en llegar al patio una barbaridad pero las normas no escritas de la prisión impedían que comenzara el castigo antes de que el alcaide diera su visto bueno, por eso Sánchez tuvo la idea de subir a Yulia al patíbulo para que todos pudieran ver bien su bello cuerpo.

El verdugo la hizo mostrarse por detrás y por delante a todo el mundo atada y amordazada como estaba. Además mientras la enseñaba le tocó y sobó todo lo que quiso haciendo comentarios obscenos sobre la firm...

El Penal de los Lamentos (03)

Las dos gringas aceptan la proposición del alcaide para visitar la prisión como dos presas comunes, pero antes acuden los verdugos para desnudarlas y atarlas convenientemente.

Cuando oyó la proposición del alcalde, Alina se sintió tan humillada y ofendida que se cubrió maquinalmente los pechos con las manos tras limpiarse el semen de la cara.

  • ¿Qué?, ¿desnudas y maniatadas en público como si fuéramos vulgares prisioneras?. ¡ni lo sueñe!, eso no era lo acordado, nuestro pago era esto, sólo esto.

  • ¡Que estúpida eres zorra!. Si quiero una buena mamada tengo ahí abajo decenas de esclavas para que me lo hagan y la mayoría de ellas la chupan mejor que vosotras. Os diré qu...

El Penal de los Lamentos (02)

Yulia y Alina recurren a todos los métodos para intentar convencer al alcaide y así poder visitar la prisión.

Tras hablar por teléfono con el cliente que le había mandado a las dos turistas, el alcaide volvió a su despacho con intención de llegar a un acuerdo con ellas, pero para su sorpresa se las encontró besándose y metiéndose mano la una  a la otra.

Sin saber cómo reaccionar, el alcaide se sentó en su silla pesadamente mientras ellas hacían como si él no estuviera allí. Las dos estaban arrabatadas de lujuria la una por la otra y así estuvieron un buen rato. Finalmente Alina miró al alcaide, se levantó del...

El Penal de los Lamentos (01)

Dos bellas gringas ingresan en el Penal de los Lamentos, una cárcel de mujeres en un país tercermundista donde los guardianes y celadores son todos hombres.

La “Prisión de las Lágrimas”  también conocida como “Penal de los Lamentos” se erguía siniestra y amenazadora sobre un islote situado en el centro de la bahía. Ese nombre, “las lágrimas” lo había recibido allá por el siglo XVIII cuando los más de 200 defensores de la fortaleza que aún dominaba el islote habían muerto heroicamente  peleando contra la flota inglesa. Las viudas, hermanas  e hijas de estos soldados derramaron tantas lágrimas que el lugar se quedó con ese nombre para siempre.

Es curioso lo...

Paraíso de Masoquistas (y 18)

No cuento nada para no destripar el final. ¡Que disfrutéis!

Ahmed lo anunció por megafonía e Ismail cogió  un hierro  de marcar. Otro verdugo  quitó la chapa del brasero  y removiendo las brasas utilizó un fuelle para avivarlas. Entonces cuando volvieron a adquirir un color rojizo metió la punta del hierro dentro de ellas.

Cuando las tres chicas vieron lo que les esperaba empezaron a suplicar desesperadas que por favor no les hicieran pasar por una prueba tan terrible.

Entre tanto Ahmed se colocó bajo las cruces y se puso a discutir con Ismail cuál era e...

Paraíso de Masoquistas (17)

Continúa la cruel ordalía y Nadia y sus amigas experimentan durante horas los "placeres" de la crucifixión

Entre los gritos de aprobación del público, Nadia y Luba ocuparon las otras dos cruces de San Andrés para recibir tormento. Ninguna de las dos ejerció la menor resistencia así que los verdugos las cogieron de los brazos y pudieron colocar los miembros a lo largo de los travesaños de las dos cruces estirándolas al máximo por encima de sus cabezas. Tras esto les cerraron los grilletes en las muñecas. Después hicieron lo mismo con los tobillos de manera que las dos quedaron completamente inmovilizadas. Entonce...

Paraíso de Masoquistas (16)

Comienza el suplicio....

Los guardias soltaron a las tres condenadas de los cepos, pero ellas, al verse libres adquirieron inmediatamente la postura de sumisión. Estaban bien entrenadas. Durante su violación múltiple, Nadia, Luba e incluso María se habían corrido varias veces delante de todos y eso les hacía sentirse avergonzadas.

  • Arriba con ellas, ordenó Ahmed sin mostrar ninguna piedad. Los guardias agarraron a las chicas por los brazos y les obligaron a subir las escaleras del patibulo. Sobre la alta tarima les esperaban...