A.C. (11: Los horrores de la guerra)

Primera batalla de Ajdet junto con los Hombres del Bosque. ¿Cuál será el botín de los vencedores?

Los Hombres del Bosque llegaron, como prometieron, junto con el primer amanecer tras la luna llena, y el Gran Jefe ya estaba esperándolos tras la muralla recién levantada. Cada vez veía más cercano su sueño de un imperio más allá de los cuatro horizontes. Ajdet tenía pensado sus próximos pasos durante las dos siguientes lunas, tras las que quería tener al menos cinco poblados más bajo su control. Si atacaba el Valle Alto y el Pueblo del Gallo con sus nuevos guerreros en sus filas, demostrando hasta qué punt...

A.C. (10: Los Hombres del Bosque)

Son una tribu salvaje, violentos e ingobernables... pero también pueden llegar a ser un arma mortal.

Lo había ido postergando durante demasiados días, pero ya no podía dejarlo pasar ni una jornada más. Ajdet estaba decidido, era el momento.

  • ¿Tienes la armadura?

Rutde mostró su sonrisa más amplia. Estaba seguro de que Ajdet quedaría encantado con su trabajo. Había estado ocupado durante todo el día anterior en preparar la cota de bronce que Ajdet le había encargado.

  • Perfecta -dijo el Gran Jefe, tomándola en sus manos-. Ayúdame a ponérmela, que tengo algo importante que hacer.

***...

A.C. (9: Una nueva mujer)

Llega la hora de que la pequeña Ayna deje de ser una niña para convertirse en mujer.

La muerte de Gabdo, y el consiguiente vasallaje del pueblo del Valle Bajo enardecieron el espíritu de Ajdet, pero sus ambiciones iban más allá. Durante los últimos años habían ido llegando noticias de que al sur, donde la tierra acababa y sólo a lo lejos se divisaba otra tierra que era objeto de leyendas y fantásticas historias, se estaba formando un gran imperio, y el Gran Jefe quería poder hacerle frente si sus ambiciones y las del otro reino se cruzaban.

Lo primero que hizo fue ordenar la construcc...

A.C. (8: Pequeño Ciervo)

La misión enviada por Ajdet regresa con buenas noticias y el Gran Jefe comienza a recordar...

Ajdet estaba molesto. Durante años, Ayna había sido simplemente una molestia, un ente extraño que vivía en su misma casa, que le robaba la atención de sus padres y que no servía para nada. Ahora, se había convertido en una mujer, quizás demasiado pronto. Nada en su cuerpo hacía presagiar el cambio que iba a sufrir en pocos inviernos. Si sus pechos no empezaban a crecer, y sus caderas a redondearse, ningún hombre se interesaría por ella. Por otra parte, tampoco era demasiado guapa, había heredado la nariz ag...

A.C. (7:Alguien que me ame)

Sera tiene una buena noticia para Ajdet. ¿Será suficiente para que su hijo la escoja por encima de Rayma?

Los días en el pueblo del Gran Río pasaban lentos. Ajdet intentaba trabajar de sol a sol lo máximo posible para no pensar en la promesa que había hecho a los ancianos del pueblo del Valle Bajo. Una promesa de la que dependía la verdadera conquista del pueblo de Gabdo.

Rutde hacía un par de días que había llegado y se había metido de lleno en la faena de la fabricación de armas de bronce. El cobre y el estaño extraídos de las minas cercanas se convertían en puro arte en las manos del herrero, que se in...

Otra noche sin ti

Los jadeos de mis labios son palabras que no existen, y que añoran, y desean, y se mueren de frío, buscando un cuerpo que ya no está.

He perdido las palomas de viento

que anidaban en mis yemas requemadas,

deshojando este vacío de suspiros y aleteos.

Cinco dedos dibujan tu recuerdo

en el ingrávido estremecimiento de tu ausencia,

y me apuñalo una y otra vez

con un por qué sin respuestas ni contemplaciones.

Tal vez no haya huecos en mi piel desnuda

que me puedan contestar con tus palabras,

pero sigo buscando en ellos

hasta la última letra que dejaste.

Sin embargo,

el car...

A.C. (6: El adiós de los dioses)

Ajdet decide acabar con el culto a los dioses en el Gran Río. Aunque ya tiene una idea sobre qué uso dará al templo y a la chamán.

La comida iba viento en popa, los vecinos admiraban cada vez más a su líder. Sus ideas, explicadas como sólo Ajdet sabía hacerlo, encandilaban a todos. Seguro que estaba empezando un momento de prosperidad y expansión para el pueblo del Gran Río.

Las dos esposas del Gran Jefe se enorgullecían de su hombre, y lo cubrían de besos y caricias, tanto que hasta el propio Adjet se calentó y buscó con sus dedos la entrepierna de Rayma, que siseó de placer al sentir el sensual sobeteo, sin importarle que el re...

A.C. (5: La Joven Rayma)

Ajdet toma posesión de la esposa de Gabdo, que no tarda en conocer a la otra mujer del Jefe.

  • Pero... ¿Cuánto tiempo vais a estar fuera?- Pula acariciaba su vientre hinchado por la pequeña criatura que latía y se movía en su interior.

  • No mucho, cariño. Te prometo que cuando nazca el pequeño, ya estaremos aquí de nuevo. Ajdet me ha encomendado esta misión y Lesc y yo hemos de cumplirla.

  • Cuida mucho a tu hijo, no dejes que le pase nada y que no haga ninguna estupidez.

  • Tranquila Pula. Tu hijo es ya todo un hombre, recuerda que nuestro jefe es más joven incluso que él.

-...

A.C. (4: El Nuevo Jefe)

Ajdet comienza su mandato al frente del Pueblo del Gran Río.

El viento, en lo alto de aquel cerro en las afueras del poblado, soplaba con fuerza, alborotando la melena de Ajdet que, desnudo de cintura para arriba, gozaba de esos instantes de paz que precedían al amanecer, cuando el sol comenzaba a bañar suavemente toda la región, sacando de los frondosos bosques, los amplios prados y los campos de cultivo, colores que danzaban en tonos anaranjados, verdosos y amarillentos. Los primeros días de su mandato habían pasado demasiado rápido, entre copiosas comidas y cenas...

A.C. (3: La Prueba del Toro)

¿Quién conseguirá vencer al toro y convertirse en el nuevo Jefe del Gran Río y esposo de Sera?

Recostado sobre la pared trasera de una de las casas del poblado, escondido de las miradas indiscretas, el joven no separaba su vista del palo clavado en el suelo. La Prueba no empezaría hasta el mediodía, justo cuando las sombras desaparecían y el Dios Sol castigaba con más violencia la tierra.

Finalmente, la delgada línea negra de la sombra desapareció bajo el palo y un ligero murmullo empezó a llegar a oídos del muchacho proveniente de la plaza central del poblado. Con una sonrisa, agarró la máscar...