A.C. (21: El asedio)
Cuando una ciudad está demasiado fortificada para un ataque frontal, hay que encontrar otras formas de vencer.
Los guerreros salieron de los bosques y corrieron hacia la muralla de piedra.
- ¡AHORA! -gritó alguien desde el interior de la villa fortificada.
Decenas de saetas se alzaron en el cielo para luego caer sobre los invasores. Algunas armaduras de bronce rechazaron las flechas pero otras fueron perforadas y las afiladas puntas horadaron la carne. Los gritos de dolor de los hombres resonaron a las afueras del poblado.
- ¡Maldita sea! -Ajdet se encaró con el Jefe de la Sierra Norte, él había si...