Fotos de mi puta (2)

Adolescente dormida y desnuda

Cap1: Una orla de instituto: http://www.todorelatos.com/relato/121670/

2015

Imaginarme de nuevo a Marisa masturbándose ha hecho despertar viejas sensaciones en mi cuerpo. Se me ha acelerado la respiración y la boca se me ha secado. Parece una tontería, habida cuenta de todo lo que hicimos después de aquello, pero aún ahora, al recordar esa noche, mi cuerpo responde como si fuera aún aquel entonces.

Suspiro y dejo de nuevo la pri...

Fotos de mi puta (1)

Una orla de instituto

Cap. 1: Adolescente dormida y desnuda

2015

La luz, débil y mortecinamente amarillenta, se derrama sobre los papeles desperdigados en mi viejo escritorio. Entre facturas, cartas de antiguos amigos y compañeros, y demás papeles avejentados, destacan las fotos que le hice a Marisa. Mi antigua alumna Marisa. Sensual y dulce Marisa...

Todas las fotografías tienen ese color levemente anaranjado y añejo de las fotos de los ochenta y, en la inmensa mayoría de ellas, Marisa expone su cuerpo d...

A.C. (28: El Pueblo Maldito)

Hay un Pueblo al este sobre el que se escuchan historias tétricas y extrañas. Nadie sabe por qué Ajde3t ha fijado sus ojos en él.

El toro camina despacio, no le gusta caminar cuando ya ha caído la noche, pero cuando la sed obliga, hay que beber. Se acerca al río sin dejar de mirar alrededor suyo; decididamente, hay algo en la noche que no le gusta nada, así que se mantiene alerta a pesar de que tan solo el silencio le rodea. Tal vez eso sea lo que le intranquiliza, no solo hay silencio. Hay demasiado silencio.

Observa con recelo la higuera huérfana de hojas cuya silueta se recorta en medio de la oscuridad. Un solitario cuervo, t...

A.C. (27: El Precio de la Traición)

La culpabilidad es algo predecible. Quien traicionó a Ajdet obtendrá su merecido.

El jinete se detuvo por unos instantes frente a las puertas de la ciudad. Donde debían estar los guardias, patrullando, no había nadie. La ciudad del Gran Río hubiera parecido desierta de no ser por el murmullo nervioso que procedía de su interior. Parecía que toda la ciudad, guerreros incluidos, se había reunido en la plaza central del poblado.

  • Mejor -pensó el jinete, recolocando sobre su montura al cadáver envuelto en la sábana y espoleando de nuevo al caballo para dirigirse al interior del pueblo...

A.C. (26: La derrota de Ajdet)

Seis guerreros son demasiados incluso para alguien como Ajdet. Ayna le echa las culpas de la desaparición del Rey a Rayma, mientras Zuyda intenta que Nura continúe su instrucción.

  • ¡¿Y lo abandonasteis allí?! ¡¿Simplemente dejasteis que esos malditos se lo llevaran?! –Ayna había aguardado mientras escuchaba el relato de lo que ocurrió en aquel bosque pero, llegado el momento en que Rayma explicó cómo Ajdet se entregó voluntariamente a cambio de que los guerreros de Tarsis dejaran marcharse a su esposa y a las niñas, la pequeña rubia estalló. Su preocupación había ido dejando paso a la rabia a medida que su cuñada contaba la historia, y finalmente se había levantado, con el rostro en...

A.C. (25: Emboscada)

El carro del Rey Toro es emboscado de vuelta a su reino. Mientras tanto, Ayna y Yasid disfrutan de una noche de placer.

La noche se iba cerrando sobre el carromato, sumiendo en la más absoluta oscuridad los caminos, veredas, y andurriales llenos de matojos y espinos por los que los caballos trotaban temerosamente. El Rey Toro conocía el camino, pero debía andar con cuidado si no quería que la oscuridad le hiciera una mala jugada. A su lado, Rayma dormía, recostada sobre su hombro, dulce y pacífica como sólo lo era mientras permanecía dormida. Tras él, en el cajón del carro, diez niñas y dos niños, o mejor dicho, nueve niñas,...

A.C. (24: La misión de Nura)

Nura abandona el Pueblo del Gran Río y camina hacia el sur. Hay algo que debe cumplir.

Los pasos de la niña-mujer eran cortos, cansinos y tambaleantes, como deben serlo los de quienes llevan tres jornadas de camino, alimentándose únicamente de agua de rocío y de algunas plantas y presas pequeñas que no eran capaces de dar energía suficiente para tan largo y duro caminar. El incipiente sol de otoño empezaba a hacerle hervir la cabeza y el viento de tramontana que soplaba le erizaba el vello y la hacía estremecerse de frío. Sus labios estabas resecos y cuarteados, y los callos de sus pies hacía...

Amor a tres

Tengo un beso en cada esquina de mi cama y dos pétalos de rosa que me llaman.

Dedicado a dos personas tan importantes que escribir sus nombres,

uno después del otro, y tener que decidir quién lleva el primer puesto y

quién va después sería hacer una elección demasiado difícil para este que aquí escribe

Tengo un beso en cada esquina

de mi cama,

y esta extraña necesidad

de llenarme de un amor en veinte roces.

Porque tú y tú y yo

no tenemos un huecodonde dormir

en esta cama enorme de la noche

ni un segundo que perder

...

A.C. 23 (La instrucción)

A Ajdet no le basta con tener un grupo de guerreros. Quiere un ejército y él mismo se encargará de entrenarlo.

Doscientas veinticinco espadas, el mismo número de armaduras y cascos, veinticinco lanzas con punta de bronce, doscientos arcos y cerca de quinientas dagas.

A las afueras del Gran Río, los doscientos veinticinco guerreros del Reino del Toro se preparaban para la primera instrucción observando el arsenal que tenían delante.

  • Sé que algunos de vosotros

pensáis que sois

buenos guerreros, habilidosos con el uso de la espada y feroces en la lucha. Pues bien... ¡Eso no os va a servir de...

A.C. (22: La pequeña Nura)

La nínfula morena regresa a poder de Ajdet, y hará todo lo posible para ser aceptada en su nueva familia, aunque haya quien no quiera aceptarla.

Costó un par de días pacificar por completo los pueblos de la Sierra. Friegg no perdonaba a Ajdet el asesinato de su esposa, pero al final el Rey Toro se descubrió como un brillante negociador y consiguió que los cuatro pueblos recién conquistados acabaran admitiendo su dominio, el pueblo de la Sierra Sur que Friegg gobernaba entre ellos.

De vuelta al Gran Río, Ajdet se encerró en su casa para reorganizar su reino. Antes, sin embargo, mandó hospedar a la pequeña Nura en una de las habitaciones libres...