Una mansión para el sexo duro (02)
Me envicié con los placeres que proporcionaba aquella casa y no tuve más remedio que buscar soluciones para acudir lo más posible.
Considero imprescindible leer o releer el capítulo anterior ya que es posible que no se entienda cómo se llega a la situación actual.
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Ese sábado pasé por casa de mis padres a dejarles el bebé. Mi disculpa era que me habían invitado a una exposición de pintura, a la que saben soy aficionada, y que ya estaba cansada de tanto tiempo en casa tirando del nene. Me hacía falta una distracción. Mamá, como siempre fue comprensiva y se hizo cargo de mi bebé sin ningún reproche.
Salí...