Yolanda (02 fin)

De Yolanda a Lechona.

Antes de terminar este capítulo supongo que debiera hacer un inciso y hablar de mi otra esclava, Nuria, y de mi prima y cómplice Alicia, pero es mejor que lo deje para el siguiente porque tengo tendencia a hacer cada entrega demasiado larga.

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Os contaré primero de Alicia, mi prima. El primer coño donde se hundió mi infantil pilila. Tenía yo 12 años, adicto a las pajas, y ella 18. Una pervertida, como ya se decía no solo en el pueblo de los abuelos donde veraneábamos, sino en la...

Me hicieron hembra de provecho (01)

Llevaba una vida un tanto anodina hasta que el cuarto marido de mamá decidió hacerme hembra de provecho. Cuanto debo agradecerle a él y a mamá que colaboró.

Hasta los 24 años yo solo había sido una anodina y vulgar ama de casa devota de su marido que se casó demasiado pronto, a los 20, con un hombre que parecía tener mucho futuro en la política pero que pronto fue descartado junto con el partido que creó por un electorado más inteligente de lo que él creía. Encima no pudo regresar al partido del que se escindió y, menos aún, afiliarse a los de signo contrario porque su maniobra había sido muy artera con quienes le habían encumbrado.

Ya con dos criat...

Isaura

Ni papá ni mis hermanos son capaces de traer dinero a casa, así que tengo que conseguirlo yo.

  • ¡ Isauraaaaa! ¡El desayuno!

No le he preguntado nunca a mi padre por qué me puso un nombre de guerra tan raro. Yo me llamo Pilar no Isaura. Lo correcto es que en casa me llamasen Pilar y dejar Isaura para el burdel y los clientes. Pero no, también en casa me llaman Isaura. Tanto Papá como Toni y Ricardo, mis hermanos.

  • Anda Ricar, sácamela que papá se cabrea si tardo.

  • No me voy a quedar a medias.

  • Sabes que por la mañana todos tenéis prisa. No haber empezado, anda déjame. ...

Se acabó la semana

Viernes tarde. Dos días por delante aguantando a mi esposa. Mi experta secretaria, la de mi socio y él hacen que me olvide del cruel fin de semana que me espera.

Viernes, seis de la tarde. Fin de semana. Llega la hora del relajo. La oficina vacía. Solo estamos Alfonso, mi socio, nuestras dos viciosas secretarias y yo. Salgo al antedespacho y le digo a Elena:

  • Llama a Alfonso y le dices de mi parte que hoy me apetece montar un grupito, si no tienes nada que objetar. Mejor en nuestra planta, que está la terraza y hace un hermoso día.

Elena me mira con gesto pícaro y me responde:

  • Buena idea jefe. Hay que romper la monotonía. Lo de la terraza p...

Laura y Diana

Una madura señora, rencorosa contra su marido por saberse cornuda, arrastra a su virtuosa hermana a una loca orgía con cuatro caballeros.

En diciembre siempre tengo mucho trabajo en la empresa. Hay que buscar la forma de desgravar -la empresa y sus clientes- antes del cierre del ejercicio fiscal. Por eso salí tarde, y cuando llegué al pub donde había quedado con mi pareja Mariá y dos amigos para tomar una copa, estaba cerrado. Un poco raro porque solamente era la una de la madrugada y solía estar abierto hasta las dos o más. Me fui para casa esperando encontrarlo allí. No estaba. A eso de las 2.30 me acosté rendida sin esperarlo más.

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Una mansión para el sexo duro (06 y Fin)

Proseguí mi trabajo de puta aficionada pero cometí algún error que mi chulo Juan enmendó debidamente ante mi hijo Enric.

Como no vuelvo a repetir descripciones porque me aburre mucho, sería conveniente para aquel que no lo haya hecho, leer antes los otros capítulos.

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Un domingo por la tarde, después de comer en casa de mis suegros, mi marido se puso a ver el partido en la tele y entonces le dije que salía a pasear a Lluis en su sillita al parque. En realidad me acerqué a casa de Araceli y Juan a entregar a éste la parte de mis ganancias a la que como proxeneta mío tenía derecho.

Estaba...

Una mansión para el sexo duro (05)

Yo sigo con la profesión de puta aunque me aburre un tanto. Os cuento algunas anécdotas que se salen de la monotonía.

Cuando los dos conserjes terminaron mi examen ya eran casi las cinco de la tarde. Me fui a la habitación de espera de las putas pensando que, si a las seis no tenía algún cliente me iría para casa, pues por seguridad, me convenía regresar siempre antes que mi marido. No tenía intención de andar explicándole que asuntos me habían retenido en la fundación y tener siempre dispuesto en la cabeza un repertorio de casos.

En las dependencias de fulanas seguía la tal Afrodita pero ahora había una más. T...

Yolanda

Aunque algo tarde, he capturado a Yolanda, que es la mujer con el físico y la diferenciación mental necesarios para ser una perfecta sumisa colectiva.

Aunque algo tarde, he capturado a Yolanda, que es la mujer con el físico y la diferenciación mental necesarios para ser una perfecta sumisa colectiva.

  • Alicia, quiero presentarla antes de un mes.

  • Está un poco verde aún, Rober.

  • Por eso te llamo. Le ordenaré que pida una semana de permiso sin sueldo en su empresa y me la preparas.

  • Joder, Rober. Para ella sigues siendo su novio.

  • No creo. Ya solo me llama por mi nombre una de cada diez veces. Normalmente me llama Señor...

Una mansión para el sexo duro (04)

Me sentí enormemente satisfecha de ver cómo mi cornudo pagaba con su tarjeta VISA mis prendas laborales como prostituta. Noté cómo se me humedecía la entrepierna. Salvo follar, no hay nada más satisfactorio que contemplar como tu marido facilita y paga de su bolsillo los instrumentos necesarios para fomentar sus propios cuernos

Me cuesta mucho escribir y por tanto no suelo reiterar descripciones o situaciones, así que sería conveniente leer antes los tres capítulos anteriores. Si no, no vais a comprender como una mujer casada y casi recién parida ha llegado a este extremo.

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De inmediato empecé a planificar la forma de disponer de tiempo para la profesión de puta que quería ejercer vocacionalmente. Emprendí una campaña de presión sobre mi marido para convencerle de que necesitaba trabajar, que n...

Una mansión para el sexo duro (03)

Una no puede dejar de pensar lo necia que ha sido prescindiendo del sexo durante media vida. Y vaya vida la de ahora.

Deberíais leer antes los otros capítulos.

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Olalla no me invitó a entrar en la casa. La rodeamos para ir al extenso jardín trasero donde estaba la piscina. Aquello estaba lleno de gente y de aparatos entre los que destacaban unos potentes focos. Parte de la gente estaba vestida y otra parte desnuda. La atención de todos se entraba en dos hermosas muchachitas que estaban siendo taladradas alternativamente por un individuo de poderosa herramienta.

Una se encontraba a cuatro p...