Por mis putas decisiones (3 de 4)
"Restregué mis tetas sobre su pecho para que sintiera la enormidad de su tamaño. Me habría gustado que me acariciara las nalgas, que enterrara sus uñas en ambas y me las abriera, que metiera su rodilla en mi entrepierna y frotara mi braguita, mojada ya por el contacto"
CAPÍTULO 3
Esa noche en, Cancún, volví encontrar en la barra de uno de los cuatro bares que tenía el hotel, al chico con cara de ángel del bautizo de la hija de Gustavo. Vange y Tamara se habían ido de juerga con un par de chicos bronceados que habían conocido en la playa por la tarde. Así que yo me encontraba sola, un poco embriagada, deambulando entre la arena blanca y los diferentes bares buscando a un macho empotrador con el que pudiera descargar esas ganas contenidas que tenía de follar.
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