Ulises (3: la partida de Ogigia)

Los placeres de la isla de Ogigia no consiguen que Ulises abandone su viaje.

Los primeros años de Ulises en la isla de Ogigia fueron muy felices para él y las ninfas. Calipso y sus servidoras no dejaban de ofrecer placeres nuevos al héroe y Ulises disfrutaba tanto como ellas. Su desinhibición era tan excitante como sorprendente para él y se acostumbró sin dificultad a sus costumbres. Sin embargo, el recuerdo de una amada esposa muy lejos de allí no estaba desaparecido sino tan solo dormido, y Calipso no podría retenerle para siempre, ni siquiera con sus lazos de placer .

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Ulises (2: la hechicera Circe)

Calipso invitó a Ulises a hablarle de su aventura con la hechicera Circe, una mujer cruel de gustos perversos.

Después de esa noche abandonó Ulises su proyecto de construir una embarcación, diciéndose para sí que era una locura navegar el océano en una frágil balsa de troncos, aunque ésta era una excusa para consolarse y lo que realmente le retenían en Ogigia eran los placeres que ideaba la ninfa Calipso para él.

Calipso quería sumir a Ulises en el placer y atarle así a ella, y estaba dispuesta a compartirle con sus ninfas para conseguirlo. Aunque se decía que era un buen amante, entregado y dulce, mejor...

Ulises (1: la ninfa Calipso)

Ulises no sabía los placeres que le esperaban en la isla de Ogigia.

Uises había partido tarde y de mala gana a la guerra, presintiendo que tardaría en volver a ver a su esposa Penélope y a su hijo Telémaco. No se equivocaba porque el asedio de Troya fue largo y penoso. Finalmente él mismo fue el artífice de la estratagema que habría de llevarles a la victoria, pero todavía tardaría en volver a su patria. Poseidón, señor de los mares, disgustado por la ruina de su amada ciudad, castigó a Ulises haciéndole pasar por multitud de peligros y demoró su regreso durante años....

El sátiro

¡Desdichada Terpsícore! Los insaciables sátiros no conocen la piedad.

Era Terpsícore la joven más alegre de su aldea, una pequeña aldea de pastores en las montañas de la región griega del Peloponeso. Gustaba tanto de danzar en las fiestas y en cualquier otra ocasión que surgiese, que todos comentaban siempre que el nombre de la musa de la danza era el más apropiado para ella. A diferencia de su medrosa amiga Alcmena era intrépida y arrojada, y siempre dispuesta para un nuevo juego. Los muchachos se habían burlado de esa niña flaca y larguirucha pero ahora aquella niña s...

Una mala hija

Su hija se interpuso entre nosotros y consiguió separarnos.

Conocer a Silvia me hizo reflexionar. Con treinta y seis años seguía soltero después de un largo noviazgo, que a punto había estado de acabar en boda, y al que sólo habían seguido relaciones esporádicas o muy breves. Pero entonces vi en Silvia la mujer con la que quería compartir mi vida y decidí ir completamente en serio con ella. Tenía algunos años menos que yo y era una mujer muy cariñosa, que había sabido atraerme como ninguna antes. Era divorciada y la separación había sido difícil, así que ella...

Mi adorada primita

Al final uno no conoce a nadie. Mi prima no tenía nada que ver con la chica idealizada que creía y mi amigo no era el salido que creía, sino que lo era aún más.

Desde muy niños mi prima Vanesa y yo habíamos tenido una buena amistad. Aunque sus padres viven en Castellón y los míos en Madrid, todos los veranos nos reuníamos allí la familia durante alguna quincena. Eran días muy felices en los que no parábamos de jugar e ir a la playa. Cuando crecimos nos hicimos novios, pero desde luego la cosa no iba más allá porque éramos todavía unos críos, y era más un juego nuevo que otra cosa.

Pero llegó el año, el décimo tercero de mi vida, en que me sorprendió la...

Domando a mi novia

La relación entre mi novia y yo era insoportable hasta que aprendí a domarla.

Nada más verla me gustó. Paula era una chica muy atractiva y sugestiva no sólo para la vista –tenía unos ojos rasgados, un pelo negro y unos labios que me encantaban- sino también por su forma de ser. Era muy decidida y tenía carácter, y eso me atraía tanto como su belleza. Lo cierto es que nos hicimos novios y estaba muy enamorado de ella pero ese carácter suyo, que tanto me había seducido, la volvía a veces insoportable y acabó siendo un problema. Recuerdo cuando se irritaba y esos celos terribles q...

El placer y la culpa

Pensamientos de un hombre infiel a la mujer que tanto quiere; pero es que la infidelidad es placer...

¿Qué estaba haciendo allí, yo, un hombre casado? Era tarde y seguro que mi mujer me esperaba en casa, y seguro también que se alegraría de verme. Todavía estaba a tiempo de irme, porque luego sabía que ella se daría cuenta y sabría lo que había hecho...

Desabrochaba los botones de la camisa ahora muy despacio. Sentía que era un esfuerzo enorme soltar cada uno de ellos. Me giré para mirarla, queriendo despejar mis dudas. Estaba de espaldas y podía contemplarla bien. Tenía menos de la mitad de mis...

Mi mujer, con otra mujer

Mi mujer ya ha pasado los cuarenta pero nunca es tarde para aprender de otra mujer, aunque sea más joven.

Mi mujer y yo formamos una pareja de cuarentones muy liberal. No habría podido ser el típico marido monógamo que hace el amor a su mujer dos veces a la semana a lo misionero. De no haber encontrado a alguien como Rebeca, tenía yo los treinta y cuatro entonces, dudo que me hubiera casado. Rebeca es tan imaginativa y desinhibida como yo. La confianza es absoluta entre nosotros y siempre hemos tratado de probarlo todo, incluyendo a otras personas también.

Fue una vez que formamos un trío con otra mu...

El abuelo

Ana estaba dispuesta a aprovecharse del interés del abuelo.

Los padres se esfuerzan en que sus hijos salgan adelante. Luego crecen y abandonan el nido sin dar las gracias. De vez en cuando hacen alguna visita, por Navidad preferentemente, y finalmente regresan cuando ven llegar la herencia.

Desde que Antonio había quedado viudo, hacía ya unos seis años, su hijo y sus dos hijas apenas habían querido saber nada de él. Ahora que había estado a muy poco de morir por un infarto, volvían a interesarse por él. Todo era preocupación por su salud y amabilidad. An...