Amigo mío
De veras siento lo que ocurrió, amigo mío, y por eso te escribo...
¡Pensar que tú y yo hemos sido tan buenos amigos desde hace tanto tiempo, desde los días en que estudiábamos en la Facultad! Ha llovido mucho desde entonces y hemos compartido no pocas experiencias y siempre te he tenido mucho aprecio. Cuando te casaste no fue, en absoluto, el final de esa amistad sino que no dejaste de invitarme a tu casa o a salir algún día acompañados por tu mujer o solos.
Ahora, en cambio, te evito y temo cuando recibo una llamada tuya. Vacilo en descolgar el teléfono al ver...