Resurrección

El apocalipsis ha llegado. Los muertos cobran vida y están hambrientos. Mercedes está recorriendo un edificio abandonado en busca de víveres cuando siente una urgencia muy terrenal.[Aviso: algo de gore, algo de porno]

Me estaba meando, joder, y, por si fuera poco, mis tripas estaban inquietas, como si supiesen que me hallaba cerca de un inodoro.

Un maldito inodoro. No importa que estuviese sucio, cubierto de porquería o que la cisterna estuviese vacía. Mataría por un inodoro donde dejar que todo lo que tenía acumulado en las tripas saliese sin más, sin preocuparme de si el rincón, arbusto o agujero donde me acuclillase estuviese bien guarecido antes de bajarme las bragas.

Maldita sea, cómo había cambiado todo...

El viaje que me cambió la vida (Parte 3).

Tercera parte de la última historia que he acabado de escribir y que espero sea del agrado de mis lectores.

Era todavía muy joven cuándo, con mi etapa colegial recién acabada, a mi progenitor le hicieron una buena oferta laboral en la empresa en la que trabajaba. El hombre, considerando que era demasiado mayor para meterse en mudanzas e irse a vivir con su familia a otro lugar, explicó a la dirección su punto de vista indicándoles que, si hubiera sido más joven, no hubiera desaprovechado aquella oportunidad. Pero como los directivos confiaban plenamente en él, les propuso que fuera yo el que ocupara el puesto lo...

Susana y los chicos (I)

Hola, me llamo Susana y voy a contaros cómo llegue a obsesionarme con mi hermano y sus dos amigos íntimos hasta el punto de convertirme en su amante habitual, dispuesta a satisfacer todas sus fantasías sexuales.

Hola, me llamo Susana y voy a contaros cómo llegue a obsesionarme con mi hermano y sus dos amigos íntimos hasta el punto de convertirme en su amante habitual, dispuesta a satisfacer todas sus fantasías sexuales. Tengo 25 años y todavía vivo en casa de mis padres, puesto que mi economía no me ha permitido independizarme, aunque es mi propósito algún día. Mi padre es un abogado de prestigio que pasa gran parte del día metido en su despacho, y mi madre, aunque estudió magisterio, nunca lo ejerció, dedicándose...

Mensaje enviado, mensaje recibido.

Aplicacions de mensajeria, que divertidas pueden llegar a ser usadas para jugar. ¿Que pasaría si un extraño entrase de repente en tus juegos?

Elías estaba trabajando, la mañana era tranquila, una tienda de ropa joven en un centro comercial no suele funcionar muy bien un miércoles laboral por la mañana, de ahí que no tuviese mucho problema en cumplir con la petición de su novia, Lucía.

Con un ojo en la puerta entró rápidamente al almacén donde sabía que no había cámaras de seguridad, se abrió la cremallera y se bajó los pantalones un poco, lo suficiente para que en un movimiento rápido bajase sus calzoncillos y pusiese el rabo directamente s...

El viaje que me cambió la vida (Parte 2).

Segunda parte de una nueva historia que espero sea del agrado de mis lectores.

Desde aquella memorable tarde Andrea decidió que Anabel y Eva, a las que las gustaba vestir de una forma muy sugerente y a las que en cuanto “nos metíamos en materia” las agradaba lucir su ropa íntima con unas cautivadoras bragas bajas, se encargaran de sacarme la primera lechada unos días chupándome el pito y otros “cascándomelo” mientras ella nos observaba y se iba poniendo cachonda “haciéndose unos dedos” para que, después de mi descarga y delante de sus amigas que se ocupaban de acariciarme y de masajea...

El hijo de mi vecina (III)

Llega el momento de profundizar algo más en la relación con mis nuevos vecinos. En una sola noche caen madre e hijo.

A partir de aquel día, la amistad con Silvia se afianzó y no pasaba día en que no nos viésemos para charlar, en mi casa o en la suya. También seguía con la rutina ya adquirida de ducharme con la ventana abierta para que Juan pudiera masturbarse conmigo cada tarde, pero no había decidido todavía ir más allá. De momento, mi interés se centraba en atraer a Silvia hacia el lado oscuro del sexo, con el propósito de convertirla en cómplice y compañera de mis aventuras. Además, representaba un auténtico reto, porq...

El hijo de la vecina (I)

Una nueva ciudad donde comenzar una nueva vida, sin amistades ni familia, pero el hijo de mi vecina se encargará de hacerme más llevadera la adaptación.

Cuando me mudé a aquella ciudad por motivos personales, me sentía totalmente perdida y desorientada, sin conocer a nadie y sin saber muy bien qué iba a ser de mi vida a partir de ese momento. Lo primero era encontrar un sitio para vivir, así que me dediqué los primeros días a consultar los periódicos locales buscando pisos de alquiler, dentro de las limitaciones del presupuesto del que disponía. Con 35 años y lejos de mi familia biológica, mis pocos ahorros acumulados constituían el único apoyo en aquella c...

El hijo de la vecina (II)

Continúan mis aventuras con el hijo de mi vecina, yendo un poco más allá en mis travesuras e implicando a su madre en el juego.

Al día siguiente me encontré con Silvia, mi vecina, que me saludó alegremente y me preguntó acerca de la mudanza. Le conté lo amable y atento que había sido Juan y la gran ayuda que me había prestado, así que le comenté que me gustaría agradecérselo con algún detalle.

  • No hace falta mujer – replicó Silvia – si él lo hizo con mucho gusto y además me comentó que tu también eres una chica muy maja y agradable. Estuvo toda la tarde hablando de ti, y eso que no es muy conversador. ¡Ay!, que me parece a mí...

Velas, champagne y una caja.

Una habitación llena de velas, música de fondo y una caja negra sobre una mesa de cristal.

Abre la puerta y todo el pasillo de acceso a la habitación está marcado con velas de color rojo y negro. Huele a fresa y a cítricos. De fondo suena Bryan Ferry, Slave to love.

Al final del camino enmarcado por la tenue luz de esas velas hay una mesa de cristal, sobre la que además de unas velas que encuadran su contorno ve una caja negra en su centro, con un lazo rojo alrededor.

Avanza por ese pasillo de luz y calor para acercarse a la caja. Es de piel negra. Encima de la misma hay un pequeño so...

El viaje que me cambió la vida (Parte 1).

Comienzo a publicar esta semana una nueva historia que espero sea del agrado de mis lectores.

Desde que, a temprana edad, comencé a mantener relaciones con Andrea, una joven vecina de cabello rubio, alta, delgada y dotada de un físico más que apetecible, mi vida sexual es frecuente e intensa. Como era profesora de un centro escolar me habitué a pasar las tardes con ella en su domicilio para que me ayudara con los deberes a cambio de colaborar en determinadas labores domésticas como barrer la cocina antes de que ella la fregara ó recoger la ropa cuándo la terminaba de planchar. Un día festivo me invi...