Merche 06: ¿Qué vamos a hacer contigo?
Un giro, ahora sí, completo a los acontecimientos
Pasaron varios meses durante los que comprendí que, comparado con aquello, el casquillo era una bendición. Por entonces, pese a que mi sumisión a Merche era ya completa y absoluta, la abstinencia forzada, que solo había roto con su permiso y en las escasas ocasiones que ya he relatado, comenzaba a ser un suplicio insoportable, y la posibilidad de interrumpirla que imponía la ausencia de aquel adminículo que me había constreñido, una carga que me desesperaba.
Me costaba pensar en nada que no fuera aque...