La humillación de Ligia (III)

Tercera parte del relato, donde Alfredo y Ligia hacen sanos hábitos de higiene antes de irse a la cama...

Higiene antes de dormir

-Vamos perrito, me dijo, en el tono en el que se le hablaría a una mascota. A la vez, y sin palabras, me ordenó andar a cuatro patas. Iba desnudo, aunque llevaba su cámara en la mano.

Empezó a andar escaleras arriba, al dormitorio, y yo me ví obligada a seguirlo a su ritmo, haciéndome daño en las rodillas subiendo las escaleras en esa humillante posición.

Comprobé aliviada, que mientras le seguía, podía ir deshaciéndome de los pelos que quedaban en mi boca y me...

La humillación de Ligia (II)

Ligia llega a su casa controlada por Alfredo, su antiguo empleado, con la intención de instalarse allí...

Mientras conducía, Alfredo empezó a hacerme preguntas a las que yo me veía inevitablemente obligada a contestar de la forma más sincera posible.

-¿Qué te metiste en el coño por primera vez?

-El dedo índice, amo.

-¿Qué pensabas la primera vez que te corriste?

-Me imaginaba a un compañero de mi clase desnudo, amo.

-¿Qué edad tenías?

-12 años.

-¿Cuál es tu fantasía sexual más extrema?

-Que me follen 2 hombres al mismo tiempo, por el culo y la vagina, mientras lam...

La humillación de Ligia (I)

Este es un relato que escribí para una amiga, sumisa y dulce como nadie.

El reencuentro

Este maldito trabajo me estaba volviendo loca.

Eran las 20:30 y quería dejar listo este informe antes de irme. Ya hace una hora que se había ido el último de mis empleados, menos Matías, el guardia de seguridad, que tenía que esperar a que yo me fuera. Bueno, si tiene que echar más tiempo, eso forma parte de su trabajo, como el mío.

La puerta del despacho se abrió de repente y pegué un respingo, dispuesta a reprender a Matías por entrar sin llamar. Pero no era él.

...

Los sádicos inventos de Samanta: La venganza 2

Continúan los juegos de Sam con su recién recuperada esposa.

Había sido demasiado para sus cuerpos. Lo habían hecho demasiadas veces seguidas, y ya no podían más. Cat permanecía en el suelo, con el cuerpo cubierto de semen, y una sonrisa traviesa en los labios, durante las últimas horas se había transformado de la mujer más modosita y recatada de la tierra a una esclava obediente y capaz de hacer cualquier cosa que le ordenase su amo, por pervertida que fuese, y disfrutar con ello.

_ Me encanta verte así_ dijo Sam, desde el sillón. Estaba totalmente sudorosa,...

Los sádicos inventos de Samanta: La venganza 1

Esta vez Sam ha diseñado un pequeño dispositivo con forma de pistola con el que puede controlar a la gente. Planea una venganza más que directa contra todos aquellos que la han obligado a ser un transexual desdichado. Empezará vengándose de su ex mujer Catherine, con imprevisibles consecuencias.

Al fin podría vengarse de Catherine por todo lo que le había hecho. Con su nuevo invento iba a cobrarse todas las frustraciones que su ex mujer le había causado. Con una sonrisa siniestra en el rostro, cogió el móvil y la llamó.

_ Ya te dije que no me llamases_ exclamó Catherine al otro lado_ Hemos acabado para siempre Samuel.

_ Cállate, zorra_ le dijo Sam, furiosa_ Con la pensión que te paso y lo que me hiciste, creo que merezco algo más de respeto. ¿Acaso quieres volver a tener problemas...

El arte de manipular (7 y final)

Odisea en la mansión Dafoe

Frank salió al pasillo, tambaleándose. El terrible sofoco de su cuerpo le estaba matando, así que se paró, apoyó la espalda contra una pared y se desnudó totalmente. Su polla parecía un ariete dispuesto para conquistar un castillo. El glande goteaba líquido preseminal en abundancia. Nunca se había sentido así e, interiormente, estaba asustado. Su mente sólo pensaba en satisfacer su lujuria, como una obsesión, frenando cualquier pensamiento racional. Prestó atención, pero no escuchó nada. No parecía haber na...

El arte de manipular (6)

De como conocen a los Dafoe

Durante todo el verano, Frank nadó en dinero a costa de sus chicas. Con diversas excusas sobre sus carreras, las entregó al mejor postor de sus ricos conocidos. Cada vez tenía más contactos; unos le recomendaban a otros, hasta que, finalmente, conoció a Henry.

Henry Dafoe era un poderoso hombre de negocios, especializado en inversiones. Se había casado por tercera vez, con una mujer mucho más joven que él, a la que exhibía como un trofeo. Frank le conoció en una fiesta a la que acudió con sus dos aman...

El arte de manipular (5)

De como se desarrolla la relacion entre Ágata, Frank y Alma

—     ¿Al cine? ¿Los tres? – preguntó Alma.

—      Sí, Frank me ha llamado. Tiene entradas para la primicia. Quiere que vayamos los tres. Después, iremos a cenar y nos traerá de vuelta a tiempo – batió palmas Ágata.

—      No sé. Me sentiré un tanto violenta.

—      Vamos, no seas tonta. Después de todo, has follado con él.

—      Está bien.

—      ¡Perfecto!

Se encontraron con Frank en los aparcamientos del cine. Besó a Ágata en los labios, fugazmente, y se inclinó sobre...

El arte de manipular (4)

Frank sigue manipulando a la joven Ágata

La Navidad pasó, la primavera llegó. Ágata se sentía algo deprimida mientras caminaba hasta la casa de Frank. En estos meses, su relación con Jezabel había fructiferado de veras. Acudía un par de veces en semana al piso de la morena y se amaban toda la tarde. En esos momentos, no se acordaba de Frank para nada. Sin embargo, más tarde, su culpabilidad y su dependencia la atormentaban hasta que volvía a ver a Jezabel.

Jezabel era algo especial para ella. La morena asumió perfectamente el rol dominante y...

El arte de manipular (3)

Todo cuanto sucede en este relato es puro producto de mi imaginación, de mis fantasías, y no tiene más visos de realidad. Al contrario, soy de la opinión que cualquier mujer debe ser respetada y considerada, y que cualquier acto degenerado y punible debe ser denunciado (nota de la autora).

Los meses pasaron, Navidad estaba cerca. Ágata miró la nieve acumulada en la entrada de su casa a través de la ventana. Pensaba en sus relaciones con Frank y en cómo le gustaría pasar la Noche Vieja con él, pero eso no era posible. Ambos tenían compromisos ineludibles con sus respectivas familias. Pero le echaba de menos. Durabte esas blancas vacaciones, no tenía apenas excusas para pasar las tardes con él y no se veían tan frecuentemente. Ágata no era tonta, reconocía que se había convertido en un mero jug...