Por si acaso . . .

¿Eres tú? - Sí. - Ven en seguida, porque ya se ha ido Pepe.

POR SI ACASO...

-Pepe —dijo la Condesa tocando suavemente en el hombro a su

marido, que dormitaba en un sillón al lado de la chimenea.

  • ¿Qué pasa? —dijo él incorporándose.

  • ¿No vas al club? Son muy cerca de las siete.

-Te agradezco que me hayas despertado; voy a vestirme. Y tú, ¿qué piensas hacer esta noche?

-Es nuestro turno del Real, y si viene Luisa, iremos un rato. ¿Tú no vas al palco con nosotras?

-Veré si puedo. Por ahora voy a vestirme. Media hora después...

Cuentos - La leyenda de un santo

Muchos años pasaron: murió el padre de Felipe, y la pobre madre, acompañada sólo de la vieja esclava, siguió viviendo en la misma casa, siempre pensando en su hijo, de quien no tenía noticias y siempre mirando aquel tronco seco, que le recordaba el dicho de la negra: "¿Felipillo santo? Cuando la higuera reverdezca."

LA LEYENDA DE UN SANTO

Lo que es en algunos cuerpos la propiedad de reflejar la luz, y en otros la de repercutir el sonido, es en la humanidad la tendencia de las generaciones para repetir a las posteriores lo que oyeron de sus antepasados, no valiéndose del libro ni de la escritura, sino del recuerdo y de la palabra. Viven así las tradiciones, y tienen por eso frescura que encanta e interés que subyuga; y estudiadas luego a la luz de la historia, se empañan con el polvo de los archivos, se aman...

Leyendas - Faetonte

Faetonte apenas dejó a su padre tiempo de terminar: - Haz que se realice mi deseo más ardiente: ¡confíame, no sea más que un solo día, la dirección de tu alado carro solar!

Faetonte

Sustentado sobre majestuosas columnas elevábase el real palacio del dios del Sol, refulgente de oro y de centelleantes rubíes: brillaba el marfil en sus cornisas, y las puertas de doble batiente eran ascuas de plata, en las que aparecían maravillosamente cinceladas las más bellas leyendas. A este palacio acudió Faetonte, el hijo de Helios, y solicitó hablar con su padre. Se detuvo, empero, a cierta distancia, pues de cerca era insoportable la luz que éste desprendía. Helios, envuelto en...

El buen ejemplo

"Don Lucas, ya tengo escuela."

EL BUEN EJEMPLO

Si yo afirmara que he visto lo que voy a referir, no faltaría, sin duda, persona que dijese que eso no era verdad; y tendría razón, que no lo vi, pero lo creo, porque me lo contó una señora anciana, refiriéndose a personas a quienes daba mucho crédito y que decían haberlo oído de quien llevaba amistad con un testigo fidedigno, y sobre tales bases de certidumbre bien puede darse fe a la siguiente narración:

En la parte Sur de la República mexicana, y en las vertientes de la...

Leyendas - Ío

Inaco, el antiguo fundador y rey de los Pelasgos, tenía una hija de gran belleza llamada Ío. En ella se había posado la mirada de Zeus, el señor del Olimpo, un día en que la doncella guardaba los rebaños de su padre en los prados de Lerna. El dios se sintió preso de amor por ella

Ío

Inaco, el antiguo fundador y rey de los Pelasgos, tenía una hija de gran belleza llamada Ío. En ella se había posado la mirada de Zeus, el señor del Olimpo, un día en que la doncella guardaba los rebaños de su padre en los prados de Lerna. El dios se sintió preso de amor por ella; acercósele en figura humana y empezó a tentarla con seductoras palabras de adulación: «¡Oh doncella! Feliz será quien te posea; pero ¿qué mortal es digno de ti? ¡Tú mereces ser la desposada del más alto de los diose...

Cuentos - Ciento por uno

La mina del Espíritu Santo, primera que se había descubierto en el reino de la Nueva Galicia, producía asombrosas cantidades de oro y plata; las recuas que allí llegaban con tercios de víveres y efectos de comercio tornaban cargadas de oro y plata para México

CIENTO POR UNO

Corría el año del Señor de 1546. Algunos de los afamados capitanes que con Nuño de Guzmán emprendido habían la conquista del nuevo reino de Galicia en la Nueva España, hoy conocido como Estado de Jalisco, comenzaban a caer y bajo la guadaña de la muerte, como las secas hojas de los árboles a los primeros soplos del invierno.

Tocóle tan dura suerte en no avanzada edad al capitán don Pedro Ruiz de Haro, de la noble casa española de los Guzmán. Su muerte dejó en la pobreza y la...

Deucalión y Pirra

veláronse las cabezas, desciñéronse los vestidos y arrojaron, como se les ordenara, las piedras tras de sí. Entonces se produjo un gran milagro: la piedra comenzó a perder su dureza y fragilidad, volvióse flexible, creció, tomó cuerpo; aparecieron en ella formas humanas.

Deucalión y Pirra

Cuando habitaba sobre la tierra la humana generación de bronce, Zeus, el soberano de los mundos, a cuyos oídos habían llegado malos rumores de sus crímenes, resolvió recorrer la Tierra bajo figura de persona humana. En todas partes, sin embargo, encontró que la verdad dejaba pequeño al rumor. Un atardecer, cuando ya el crepúsculo cedía el paso a la noche, entró en la mansión inhóspita del rey de Arcadia Licaon, famoso por su ferocidad. Realizó varios prodigios para dar a en...

La gata coja

Una mañana la situación se puso seria, y no teníamos ya ni que empeñar, y era preciso comer aquel día. Pensando y meditando, ocurriósele a la Pepa vender una silla que el vecino de al lado nos prestó para que tuviéramos en qué sentarnos. La idea no era mala, y yo me comprometí a salir del paso.

LA GATA COJA

— ¿Me quiere usted contar --le dije a Delfina— porqué cuida tanto a esa pobre gatita coja?

-Es una historia -me contestó riendo –que le voy a referir a usted, aunque no es larga ni divertida.

Habíamos vuelto de Sevilla la Pepa y yo; la empresa que nos llevaba tronó a pocos días de estar allí. Eso sí, llevábamos una bonita contrata: siete pesetas, viajes pagados y un beneficio libre para el coro de señoras. El empresario era hombre de mucho empeño pero de pocos recursos. H...

Leyendas - Las generaciones humanas

Los primeros hombres que los dioses crearon formaron la llamada edad de oro. Mientras Cronos (Saturno) reinó en el Cielo, vivieron exentos de todo cuidado, semejantes a los propios dioses, libres de trabajos y penalidades. Desconocían todos los achaques, hasta los de la vejez.

Las generaciones humanas (2)

Los primeros hombres que los dioses crearon formaron la llamada edad de oro. Mientras Cronos (Saturno) reinó en el Cielo, vivieron exentos de todo cuidado, semejantes a los propios dioses, libres de trabajos y penalidades. Desconocían todos los achaques, hasta los de la vejez. Siempre vigorosos las manos, los pies y todos los miembros, se deleitaban, libres de todo mal, en alegres festines. Los dioses bienaventurados los amaban y les enviaban magníficos rebaños en ca...

Las honras de Carlos V

Poco tardaron aquellas dudas en disiparse, porque Fr. Jacobo, con la mayor sencillez, pero también con la más plena seguridad, comunicó a los frailes y a los vecinos que había tenido la revelación de que ese mismo día, a las dos de la mañana, había expirado en el monasterio de Yuste el emperador Carlos V.

LAS HONRAS DE CARLOS V

Entre los misioneros franciscanos que predicaban el cristianismo a los indios tarascos, habitantes de las escarpadas sierras de Michoacán, en Nueva España, contábase Fr. Jacobo Daciano, distinguidísimo varón, lleno de caridad y modelo de constancia.

Era Fr. Jacobo, según el decir de los religiosos cronistas de la Orden de San Francisco, de tan ilustre sangre y de tan elevada alcurnia, que igualarle en eso sólo podrían en la Nueva España los hijos del emperador Moctez...