El vagabundo (2)
Hospedado en la nueva casa fui acostumbrándome a la nueva situación, no resultó nada mala, era simplemente diferente, aprendí a apreciar más las cosas y a comprender que todo tenía su sabor, si se sabía saborear.
En la Universidad nos dieron vacaciones por la Navidad, todos se marcharon, aunque yo continué recogiendo apuntes para aprovechar el tiempo durante mi estancia en solitario en casa, la señora Pilar me cuidaba como a un hijo, me preparaba no sólo la comida sino también el almuerzo y la cena, yo por mi parte iba a comprar el pan y la leche y lo que hiciera falta, incluso la acompañaba al mercado para que no llevara demasiado peso.
El tiempo hasta entonces era “fresco” según ella, para mí era ya fri...