Memorias de un portero de noche (18)
La vida dio un giro inesperado, hasta ahora el Jefe me había tratado como a un hijo más que como a un empleado pero a partir de ahora iba a ser su hijo de pleno derecho o eso quería yo.
El Jefe desapareció por la parte trasera y al momento oí el ronroneo de un motor, Gisela me dijo que me asomara a la calle porque su padre saldría con el coche por la puerta de su garaje, la calle era tranquila, llena de árboles que le daban una sensación de frescura, había mucho espacio libre para aparcar en ella pero como era lógico él se podía permitir tener una cochera propia. La casa, unifamiliar de una planta, estaba en un barrio tranquilo, me pareció ver una placa en una esquina de la calle que se l...