Los empleados de mi padre (8)

El día de la barbacoa coincidía con el solsticio de verano, o sea, con el día más largo del año...

Sergio vivía en un edificio de mi ciudad destinado a los Guardias Civiles, pues su padre formaba parte de la Benemérita aunque en aquel momento estaba de baja intentando superar un cáncer. Su madre se dedicaba a hacer arreglos de ropa entre las vecinas del barrio porque había perdido su trabajo como modista en una conocida tienda de trajes de novia. No vivían mal a pesar de todo ya que en la casa sólo estaban ellos tres. Tenía una hermana mayor que se fue a vivir a Liverpool una temporada para aprender Ingl...

Los empleados de mi padre (7)

Un año después

Quizá fue el sofocante calor de junio que nos tenía a los dos en calzoncillos encima del sofá o quizá fueron las escenas de “Brokeback Mountain” que emitían por la tele aquella noche. El caso es que Vitín me preguntó si nos íbamos a la cama. También me había excitado con la peli, así que apagué el televisor, hice una parada en el baño y me tumbé en mi lado del colchón acercándome a él para darle un beso. El beso duró poco, y rápido dirigí mi lengua y mi boca hacia su polla. Apenas las detuve en su cuello o...

Los empleados de mi padre (6)

Sorry por el atraso. Es el principio del fin.

Lo que sí tenía que soportar y afrontar era la vuelta a la realidad. Y esto no significa que mi vida fuera dura o triste, sino que el estado que habíamos alcanzado Sergio y yo se había tornado tan perfecto e idílico que resultaba difícil pensar que fuera real. Pero al margen de paralelismos, sí que es cierto que aquel fin de semana se alejaba de lo que, de momento, podría resultar factible en lo que a nuestra relación se refiere pues Sergio volvía a casa de sus padres y yo volvía a casa con los míos.

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Confesiones

Una oración para que le pongan un cerebro (o un corazón) a los tíos que me rodean

Debe ser por la visita del Papa a Madrid estos días y por los miles de jóvenes católicos que invaden las calles de mi ciudad con sus gorros y camisetas inconfundibles que me han contagiado un sentimiento religioso que llevaba años sin advertir. Yo, que ni creo ni dejo de creer, acabo de decidir doblegarme a la expiación de mis pecados. Así es, perdóneme padre porque he pecado. Y además, he cometido nada más y nada menos que los siete pecados capitales. Uno por uno, en apenas unos días. Pero si sirve de algo...

Los empleados de mi padre (5)

El fin de semana por delante

Cuando cargué el teléfono móvil al día siguiente me encontré con cuatro llamadas perdidas de Vitín y dos mensajes. El primero que aparecía en la bandeja era de Sergio: “Buenos días señor culpable de mi resaca narcótica. Lo mejor de todo es que no es sólo por el alcohol. Te echo de menos”. Mi semblante, inundado por una enorme sonrisa, debía resultar casi patético. De hecho, no cambió tras leer el sms de Vitín: “Muy bonito. Me vuelves a dejar plantado. A saber a quién te estarás tirando ahora”. Ya ni me sorp...

Los empleados de mi padre (4)

Como esto es una web de relatos eróticos, me veo en la obligación de decir que en esta parte de la historia no hay sexo. Pero los que la leáis entenderéis por qué para mi es la más importante.

Tenía demasiados frentes abiertos: me había acostado con Sergio, y también me había acostado con Vitín horas después, y además me había vuelto a acostar con Sergio esa misma mañana. Y luego estaba Paco. Y la preocupación de mi madre. Y, por encima de todo, mi padre. Así que tras marcharme del hotel decidí pasarme por la empresa e intentar arreglar las cosas con él. Desde luego era lo que más me preocupaba y el principal causante del nudo que tenía en la garganta.

El pulso se me iba acelerando a medida...

Los empleados de mi padre (3)

Se estaba liando una buena

Fuimos caminando por los alrededores de la oficina ya que Vitín prefería buscar algo cercano aunque a sabiendas de que aquella zona era más cara. Llamó a un par de números que vimos en sendos carteles colgados de terrazas y efectivamente, se le iban de presupuesto. Propuse ir a la Universidad a buscar por allí anuncios de gente que quisiera compartir habitación. Una solución menos íntima pero mucho más económica.

Tras intentarlo con otros tantos números tampoco hubo suerte. O pedían sólo chicas, o sól...

Los empleados de mi padre (2)

Su plantilla, mayoritariamente masculina, daba para mucho más

Continuación de este: http://www.todorelatos.com/relato/66596/

Y el lunes a primera hora me llamó Paco. Quería que le acompañara – como ya había hecho años antes – a visitar concesionarios para reemplazar su coche. No dudé en aceptar. Por un lado, porque todo lo que tenga que ver con los coches me apasiona. Y por otro, porque Paco me había cautivado desde la conversación que tuvimos el sábado, y además, fantaseaba con él y la experiencia que relat...

Amigo Murphy

Las probabilidades de echar un polvo son inversamente proporcionales a las ganas que tengas

Intenté retrasar el momento de la ducha porque esperaba la llamada de Carlos para confirmar el sitio de nuestra primera cita. La hora ya estaba acordada, pero parecía que llegaría tarde. No sé cómo lo haces Angelito, pero siempre se te hace tarde. El caso es que estaba frotándome el champú cuando el politono de mi móvil comenzó a sonar. ¡Mierda! Lo sabía . Intenté aclararme lo más rápido posible para llegar hasta el Nokia, pero fue inútil: cuando logré cogerlo dejó de sonar. Volví a la ducha para...

Mi taxista

Lo que bien empieza...O viceversa.

Era una noche de sábado lluviosa. La típica tormenta de verano. No sé qué pintaba yo en ese escaparate al que llaman Chueca dónde te observan, analizan, se ríen en tu cara o te tiran los trastos con total impunidad. Un lugar por el que pagas por entrar, en el cual no te permiten fumar y en el que decenas de tíos de toda condición intentan bailar entre codazos y empujones el “Waka waka”. Cosa obligada, por cierto, pues te ponen la canción una y otra vez hasta el hastío. Debe ser una de las pocas cosas que le...