El profesor

Fin de la historia. Gracias a todos por leerme. Por primera vez pido disculpas por si a alguien le molesta que algunos escribamos sagas; y por otro lado, pido de nuevo disculpas a los que sí les guste leerlas y vean en esta un final demasiado precipitado.

-Así que enseñas inglés –rompió el hielo.

-Yes –contesté.

-Yo no tengo ni idea de inglés. Y no, no te preocupes, que no voy a pedirte que me enseñes.

Me limité a sonreír.

-Vaya, no eres muy conversador por lo que veo.

-No mucho, la verdad. En el fondo soy muy tímido.

-Lo sé, y la verdad es que me sorprende –matizó.

-¿Por cómo soy en la cama?

-No joder, por ser profesor y tener que estar delante de treinta adolescentes. Yo no podría, aquí donde me ves.

-A...

El profesor contra todos

Ya no sé si llamarlo relato, historia o culebrón. Claro que, un carnicero no tiene mucho glamour, y un profesor que tampoco es ningún Don Juan...

Las primeras noticias llegaron esa misma semana. Felipe me llamó y me dijo que le habían asignado nuevo destino, y me sentí aliviado si se marchaba lejos. Pero como la mala suerte nunca deja de acompañarme –debe ser alguna especie de castigo- el destino era en Almería, en el pueblo junto al mío, donde yo tenía mi casa, mis amigos y parte de mi vida.

-¿Cuánto durará la sustitución? -le pregunté.

-Seguramente poco, quizá no te dé tiempo ni a verme por aquí, porque este fin de semana estaré liado c...

El profesor y el carnicero (otra vez)

Continúa la historia. El título lo dice todo.

No había marcha atrás y no recuerdo si pensé en que Felipe no tenía por qué enterarse. ¿En eso consiste la infidelidad? ¿Aunque lo que ocurriera con el carnicero fuera sólo sexo? Pues no lo sé, no estoy muy familiarizado con esto porque no se me han presentado muchas ocasiones así. Felipe estaba lejos, y Julián muy cerca y además yo había insistido en que se viniera conmigo, más no podía hacer. O quizá sí, pero me convencía con que en el fondo ya no dependía de mí.

Julián se acabó el cigarro tras hace...

El profesor, el maestro y el carnicero

Tercera parte de la historia de mi año como profesor en un instituto de un pueblo perdido de Andalucía

Tras el fin de semana romántico, intenso y casi bucólico, la realidad exigía que el lunes volviéramos a enfrentarnos a la rutina laboral. Quizá fue el día más duro en el instituto. Más incluso que el primero cuando me encontré metido en un aula con veinte desconocidos adolescentes. No paraba de mirar el reloj que parecía ralentizarse más que nunca. Y entre clase y clase abordaba mi móvil a la espera de algún mensajito de Felipe que me recordara por qué me encontraba de aquella manera. Los leía y sonreía y m...

El profesor y el maestro

Continuación de El profesor y el carnicero.

A mis treinta años experimentaba por primera vez lo que viene a ser un polvo sin más. Pero esa fue la primera impresión que me llevé y no pude, como casi siempre, evitar rallarme un poco. “¿Tanta pluma tengo?” Me preguntaba a mí mismo de camino a casa. “¿Tanto se me nota que soy gay?” “¿Por qué mis alumnos no me han puesto entonces un mote relacionado con ello?” Hombre, supongo que es normal que me planteara estas cosas, pues el carnicero no me llevó a su casa para darme de probar un orujo de cerezas como y...

El profesor y el carnicero

Primera parte de la historia de mi primer año como profesor en un instituto andaluz.

Cuando uno estudia Filología y se dedica a la enseñanza no le queda otra que prepararse unas oposiciones para conseguir un puesto estable como profesor en la Enseñanza Pública. A pesar de mis treinta años nunca me lo había planteado, pero con esto de la crisis económica si quería algo de estabilidad necesitaba dar ese paso. Hasta entonces no me había ido mal, pero a mi alrededor sólo veía cómo nos metían el miedo en el cuerpo aludiendo que la cifra de parados aumentaría más y más y que la recesión aún no ha...

Invierno

Continuación de "Octubre" y "Noviembre", en los que cuento mis aventuras con un alumno mío, su colega de gym o con un descerebrado que pretende que se la coma en un improvisado cuarto oscuro.

El invierno es la estación que menos me gusta con diferencia. Llueve, hace frío, el sol apenas se deja ver y mi vida social se reduce drásticamente por falta de ganas de salir de casa o por exceso de trabajo durante estos meses. Tanto es así, que a pesar de pasar fines de semana enteros sin salir de casa ni siquiera he tenido tiempo de revisar los perfiles o chats que en otras épocas han sido mis aliados. ¿Qué posibilidades quedan entonces? Pocas, la verdad. Los descerebrados de antaño son una de ellas pero...

Noviembre

Continuación de "Octubre" que como veis, llega bastante tarde

Noviembre es aún más gris, más frío y más impersonal si cabe. No se me ocurre nada que le haga especial. Quizá adelantan los adornos y campañas de Navidad para dotarle de algún significado haciéndole pasar sin mayor pena ni gloria a un diciembre a priori mucho más apetecible.

Para mí noviembre fue de lo más aburrido e improductivo. ¡Ni siquiera llegué a echar un polvo! Tengo la sensación de que mis últimos relatos tienen un tono demasiado lastimero y que yo soy además un quejica. Todo desde el punto d...

Octubre

Comienza otro curso

Octubre es un mes insustancial, gris y anodino. Es un mes que está ahí porque sí; no tiene nada en especial. No es Mayo y sus flores, ni Septiembre con la vuelta al cole, ni Diciembre con su Navidad, ni Agosto con sus vacaciones o Abril con las lluvias. Por decir algo, es el mes en el que se dice definitivamente adiós al verano y las hojas secas comienzan a caer.

Sin embargo, para mí Octubre significa el comienzo de un nuevo ciclo. Puede que porque soy profesor y mis años van de curso en curso. Y ya n...

No me pidas que la deje, porque la dejaré

Final de la historia.

Que la novia de Jose le dijera que tenían que hablar para mí sólo significaba una cosa: iba a dejarle. En algún momento lo sentí por él porque sabía que sufriría, pero no podía evitar ser egoísta y alegrarme por mí ya que si Sara le dejaba ahí estaría yo para consolarle y consolidar lo que estábamos empezando y que tanto me gustaba.

Por eso, contaba impaciente los minutos que quedaban hasta la hora de comer para que Jose quedara con Sara, le contara lo que le tenía que contar, y luego me lo transmitie...