La sumisión de Rocío (IV)
Lo peor está por llegar para esta hembra que se resistía a someterse. Y puede que también para su macho... Recomiendo leer los tres primeros.
Rocío, al día siguiente, apenas podía sentarse. Caminaba todo lo digna que podía, y lograba disimular bastante bien, pero a la hora de sentarse era evidente que tenía el culo completamente roto. Tratar de mostrarme conciliador, tras lo de la noche anterior, sería inútil; por lo que me mostré firme desde primera hora de la mañana. Le dije a Rocío qué ropa ponerse -un top que sus tetazas rebentaban y un pantalón negro elástico, imitación de cuero, que le marcaba que daba gusto-, y después la mandé a la farmac...