Una Diosa llamada Venus. Capítulo 3

Aunque sigan sin tener sexo, Carlos y Venus cada vez están más unidos. Se avecina un gran cambio en sus vidas.

3.- PROPUESTA DE MATRIMONIO.

Habían pasado seis meses y un duro invierno en que había estado junto a ella todos los momentos en que no trabajaba o dormía. Había hecho muchas, muchas cosas. Algunas ni siquiera sospechaba que existieran ni que se pudieran hacer sin salir de la ciudad. Muchas cosas, salvo sexo, a pesar de que me masturbaba cada día, incluso varias veces. Nadie me había excitado jamás tanto. Nuestro contacto físico se había reducido a besos, caricias en la cara o en los hombros, los m...

Una diosa llamada Venus. Capítulo 1

Como la mayoría de mis escritos, éste tiene que ver con temas como la negación de la satisfacción sexual, transexualidad, sumisión, hechos imposibles que en la realidad simplemente no pueden ocurrir y cosas similares. Esto es una fantasía erótica que comparto con vosotros

1.- CONOCER A UNA DIOSA.

La conocí en un bar cualquiera, una noche de sábado. Alta sobre sus tacones imposibles. El negro era el color que mejor la definía: pelo oscuro, brillante, largo, recogido en una coleta. Ojos que brillaban como dos carbones encendidos. Ropa escasa, ceñida, que no hacían nada por ocultar unas formas generosas, incluso exageradas: unos pechos gigantescos, una cintura estrecha y un culazo de vértigo, tan grande como duro. Se llamaba Venus y era el epítome de la feminidad. No podí...

Las cinco amigas. Libro Segundo (5)

Mi amistad con las tres alegres dependientas no duró mucho tiempo, muy a mi pesar. Y, además, fue por mi culpa. Por no poder controlar mis ansias y mi deseo sexual.

5. Mi amistad con las tres alegres dependientas no duró mucho tiempo, muy a mi pesar. Y, además, fue por mi culpa. Por no poder controlar mis ansias y mi deseo sexual.

Ocurrió uno de los sábados en que las cuatro salíamos, reíamos y, a veces, flirteábamos un poco con los hombres que nos cruzábamos. Llegamos incluso a hacer apuestas sobre quién era más rápida en conseguir que un chico le invitase a una copa, para desesperación de Sara, que le parecía un juego vulgar y alienante.

Sin lugar...

Las cinco amigas. Libro Segundo (4)

¿Si en mi interior quería volver a ser un hombre, por qué no me sentía atraída por mujeres? No es que sintiera asco o desprecio... es que era totalmente indiferente hacia lo que una fémina podía ofrecerme sexualmente.

4. ¿Si en mi interior quería volver a ser un hombre, por qué no me sentía atraída por mujeres? No es que sintiera asco o desprecio... es que era totalmente indiferente hacia lo que una fémina podía ofrecerme sexualmente. Admiraba a las que eran más hermosas que yo o a las que tenían algo que a mí me gustase e ignoraba cordialmente a las demás. Por ejemplo, en mi trabajo había una chica algo más joven que yo (que mi "yo" femenino, claro, porque sé que cuando era hombre tenía diez o más años que ahora)...

Las cinco amigas. Libro Segundo (3)

Los siguientes días intenté cambiar mi rutina... pero me sentía incapaz. Cuando me miraba al espejo, veía a una mujer, no al hombre que una vez había sido y del que ni siquiera recordaba ya la mayoría de sus rasgos

3. Los siguientes días intenté cambiar mi rutina... pero me sentía incapaz. Cuando me miraba al espejo, veía a una mujer, no al hombre que una vez había sido y del que ni siquiera recordaba ya la mayoría de sus rasgos. Como mujer, no podía descuidarme. Sólo de pensar en que mis piernas se llenasen de pelos, me daba un escalofrío. Y más sabiendo que nada podía cubrir mis piernas, más allá de unas medias, claro. Por eso, cada mañana pasaba las dos primeras horas del día cumpliendo los rituales a los qu...

Las cinco amigas. Libro Segundo (2)

Me sentía incómoda, muy incómoda caminando por la ciudad. Era consciente de cómo iba moviendo mi enorme culo de lado a lado con cada paso que daba. No sabía ya caminar de otra manera. Además, con los altísimos tacones que tenía que llevar sería difícil incluso intentarlo

2. Me sentía incómoda, muy incómoda caminando por la ciudad. Era consciente de cómo iba moviendo mi enorme culo de lado a lado con cada paso que daba. No sabía ya caminar de otra manera. Además, con los altísimos tacones que tenía que llevar sería difícil incluso intentarlo. El vestidito morado que me habían dado y que no había cambiado tampoco hacía nada por disimular mis curvas.

Enrojecía cada vez que un hombre me miraba. Algunos eran discretos, pero otros me comían con los ojos. Sobre todo, l...

Las cinco amigas. Libro Segundo (1)

Aquí estoy de nuevo, dispuesta a contaros mis primeras andanzas en libertad (si es que realmente tengo tal cosa). Como siempre, este relato cuenta historias de feminización forzada, negación del placer, sumisión y un montón de erotismo psicológico, mucho más que crudas descripciones de actos sexuales, aunque las va a haber, más que en el primer libro. Espero que os guste.

¡¡Hola a todos!! Muchas gracias por esperar y por mandarme tantos correos pidiéndome que continuase la historia. Aquí estoy de nuevo, dispuesta a contaros mis primeras andanzas en libertad (si es que realmente tengo tal cosa). Como siempre, este relato cuenta historias de feminización forzada, negación del placer, sumisión y un montón de erotismo psicológico, mucho más que crudas descripciones de actos sexuales, aunque las va a haber, más que en el primer libro. Quiero contar cómo me sentí mientras aprendía...

Las cinco amigas (33. Fin del libro primero)

Cuando se fue Dalia, yo seguí tumbada sobre la cama. Aparte de dejarme caer, no había cambiado demasiado mi postura, por lo que mis tetitas y hasta mi micropene seguían aplastados sobre la cama. Notaba mi culo palpitar. Me ardía y me escocía un poco, pero sentía un vacío en mi interior que me dejaba algo melancólica

***Trigésimo tercera parte*****

Cuando se fue Dalia, yo seguí tumbada sobre la cama. Aparte de dejarme caer, no había cambiado demasiado mi postura, por lo que mis tetitas y hasta mi micropene seguían aplastados sobre la cama. Notaba mi culo palpitar. Me ardía y me escocía un poco, pero sentía un vacío en mi interior que me dejaba algo melancólica. Me había encantado que me follaran. Daba por bueno todos los dolores y todo el sufimiento que representaba para mí entregarme a otra...

Las cinco amigas (32)

Y así llegó la noche. Después de la cena pude pensar con calma en lo que había pasado y en mis sensaciones. Afortunadamente, la cena se había llevado el último regusto de la corrida de mi amiga y ya me sentía internamente un poco más tranquila. ¡Cómo si alguien pudiera notar los sabores que había en mi boca...!

***Trigésimo segunda parte*****

Llegué a tiempo a clase de Mercedes. Incluso pude pasar por el baño y me retoqué el maquillaje. Bueno, más que retocarlo, tuve que recomponerlo entero después de lo que había pasado. Pensar en ello me volvía a excitar. Sin embargo, aparte de pellizcarme un poquito (sólo un poquito) los pezones, lo único que pensaba que podía volver a calmarme es volver a chupar la polla de Dalia, darle otro orgasmo y así, a través de ella, obtener mi satisfacción....

Las cinco amigas (31)

Fui torpe aquella vez, como no podía ser de otra manera. Me sentía mujerm pero iba camino de seducir a otra mujer... que además pensaba como un hombre... Más o menos. ¿Cómo se actúa en esa situación? Mientras le daba un millón de vueltas a la cabeza, llegué a la puerta de Dalia. Desde el momento en que agarré el pomo, ya no hubo vuelta atrás.

***Trigésim primera parte*****

Una vez más, tenía el pulso acelerado. Me temblaban las piernas. Esperaba que nadie lo notase. Sentía la boca muy seca. Y todo eso mientras lo único que hacía era caminar por el pasillo. Ya había tomado mi decisión. Aunque nadie me había explicado que estuviera prohibido, me sentía como si estuviera transgrediendo alguna de las normas del lugar... Pero ya no me importaba. Racionalizaba mis actos pensando en que estaba haciendo lo que una amig nece...