Con mucho vicio dentro de mí (Parte 17).

Parte número diecisiete de esta historia que confío sea del agrado de mis lectores. Espero vuestros comentarios.

Pensaba que, después de aquello, Iris no volvería a pisar mi despacho, al menos sola, pero al día siguiente, poco después de que acabara de mantener mi sesión sexual matinal con Candelas y Verónica, entró por la puerta. Permaneciendo de pie, se apresuró a indicarme que, de momento, no buscaba más sexo puesto que con toda la tralla que la había dado la tarde anterior se consideraba servida para una semana ó más, que, a pesar de sentir un completo repertorio de escozores y de molestias, había podido ponerse l...

Con mucho vicio dentro de mí (Parte 16).

Parte número dieciséis de esta historia que confío sea del agrado de mis lectores. Espero vuestros comentarios.

Pero al intentar extraérsela, un par de minutos después de terminar de eyacular, me di cuenta de que el capullo se encontraba acoplado a su intestino. Aunque había sufrido ciertos contratiempos de este tipo en algunas de mis relaciones, sólo habían sido unos conatos de “reclusión anal” y no me había encontrado nunca en una situación como aquella, por lo que Iris, que reconoció no tener mucha experiencia en recibir por el culo a pesar de que en su país las jóvenes solían perder la virginidad tanto vaginal co...

Con mucho vicio dentro de mí (Parte 15).

Parte número quince de esta historia que confío sea del agrado de mis lectores. Espero vuestros comentarios.

Estaba a punto de finalizar el curso escolar, momento en el que más intensa era la relación que estaba manteniendo con Candelas y Verónica, cuándo entró en escena Iris, una cautivadora joven de nacionalidad islandesa que llevaba algo más de medio año formando parte del cuerpo técnico de mi empresa. La chica, de cabello rubio, alta y delgada, era tres años más joven que yo, se encontraba dotada de un escultural físico y solía cambiar de look con relativa frecuencia. Aunque me cautivó desde el día en que me l...

Con mucho vicio dentro de mí (Parte 14).

Parte número catorce de esta historia que confío sea del agrado de mis lectores. Espero vuestros comentarios.

Su profesora se recuperó antes de lo inicialmente previsto por lo que nuestro doble contacto sexual diario en mi oficina duró tres semanas. Pero como estábamos muy “entonados” y no pretendíamos renunciar a nada, decidimos trasladar las sesiones del mediodía a la tarde, al acabar de trabajar y mantenerlos en mi domicilio donde, además de los martes y los jueves, empezamos a quedar los sábados, los domingos y los días festivos por la tarde. Me encantaba verlas llegar sin sus uniformes y luciendo ropa ajustada...

Con mucho vicio dentro de mí (Parte 13).

Parte número trece de esta historia que confío sea del agrado de mis lectores. Espero vuestros comentarios.

A pesar de que llegué a desear hacerlo, no se la “clavé” hasta después de un nuevo periodo de abstinencia sexual propiciado por su periodo vacacional de Semana Santa durante el que, según me comentaron, se habían prodigado en bajarse la braga para “hacerse unos dedos” y en comerse mutuamente el coño pensando en mí que las había echado mucho en falta y me había tenido que consolar haciéndome una paja tras otra lo que ocasionó que, al retomar nuestra actividad sexual, lo hiciéramos con unas ganas e intensidad...

Con mucho vicio dentro de mí (Parte 12).

Parte número doce de esta historia que confío sea del agrado de mis lectores. Espero vuestros comentarios.

Al día siguiente volvimos a coincidir a la misma hora y en el mismo lugar. Me resultó bastante evidente que me estaban esperando y en cuanto llegué a su altura, Candelas me comentó que la experiencia del día anterior la había resultado tan agradable y excitante que se encontraba dispuesta a repetirla. Las respondí que por mí encantado por lo que nos volvimos a fumar un cigarro a la puerta de mi centro de trabajo y en cuanto entramos en mi despacho, cerré la puerta con llave, me desnudé de cintura para abajo...

Con mucho vicio dentro de mí (Parte 11).

Parte número once de esta historia que confío sea del agrado de mis lectores. Espero vuestros comentarios.

En esta situación me encontraba cuándo estaba a punto de cumplir treinta años y continuaba viviendo solo en mi vivienda, convertida en “picadero”, sin haber conseguido entablar una relación estable cuándo, sin proponérmelo, todo cambió por completo en la todavía noche cerrada de una fría y húmeda mañana del mes de Noviembre. Me dirigía andando a mi trabajo e iba fumando un cigarro. Me detuve ante un semáforo en rojo y unos instantes más tarde se colocaron a mi lado dos jóvenes estudiantes que vestían el uni...

Con mucho vicio dentro de mí (Parte 10).

Décima parte de esta historia que confío sea del agrado de mis lectores. Espero vuestros comentarios.

Al acabar mis estudios universitarios tuve que volver a mi lugar de residencia habitual para no perder la oportunidad de iniciar mi actividad laboral desempeñando un trabajo que, para mí, le habían ofrecido a mi padre. En cuanto me hice con él y como no me apetecía continuar viviendo a expensas de mis progenitores, me aproveché de que era hijo único para convencerles de que necesitaba independizarme por lo que me cedieron un reducido pero acogedor y luminoso piso que era propiedad de mi madre y disponía de...

Con mucho vicio dentro de mí (Parte 09).

Novena parte de esta historia que confío sea del agrado de mis lectores. Espero vuestros comentarios.

Llegó a ser tal mi obsesión por mojar que me planteé el mantener con una fulana mi primer contacto sexual con penetración pero, aparte de que mi situación económica era bastante precaria y no me podía permitir ese tipo de gastos, varios de mis compañeros me lo desaconsejaron puesto que, acostándome con una puta, no iba a solucionar mi desasosiego sexual y que, aunque me desfondara con ella, en cuanto acabara de follármela me volvería a encontrar de lo más deseoso y salido. Mi situación no mejoró hasta que d...

Con mucho vicio dentro de mí (Parte 08).

Octava parte de esta historia que confío sea del agrado de mis lectores. Espero vuestros comentarios.

Pero el tiempo fue pasando y cada día me desesperaba más ver que ninguna de las tres jóvenes se decidía a abrirse de piernas para poner su “arco del triunfo” a mi disposición con intención de que me la cepillara lo que se había convertido en mi principal anhelo hasta que un jueves por la tarde todo se complicó aún más cuándo Damián y Fernando, hartos, discutieron con ellas después de decirlas que, poco a poco, estaban logrando sacarme más leche que ellos y sin plantearse el despojarse de la braga para enseñ...