La hormiga

La noche me confunde, ¿o será mi mente…?

Bajas del autobús nocturno. Agarras con fuerza el bolso y, tragando saliva,  miras la soledad que lo invade todo. Te calmaría ver algún coche rodando por cualquiera de los ocho carriles, algún anciano paseando el perro, pero sabes que son las cinco de la madrugada y mejor no encontrarse a nadie; cambiar el taxi por copas ahora te parece una estupidez y más en tu primera salida desde… pero no, aquello pasó hace meses y no eran ni las ocho de la tarde.

Aceleras el paso, no quieres correr, porque sabes...

Masturbación fugaz

Chocho caliente, culo frío.

Siempre me están ocurriendo cosas raras, pero muy raras… da igual que me quede en casa o que salga a pasear a un parque, o incluso que vaya de compras, parezco la chica imán, pero no atraigo metales, lo que atraigo inevitablemente son situaciones extrañas, o por lo menos a las personas que las hacen y me hacen partícipe de ellas.

Una de esas situaciones fue en un parque cuando, agobiada del trabajo y ciertos problemas desagradables me intenté aislar en un cómodo banco de mármol en un parque cerrado y...

Las musas (¡y su puta madre!)

¡Ay, esas musas!

Noto sus dedos recorrer mi interior mientras me agarro con fuerza a las sábanas, exclamando: ¡Joder, joder, joder! Le agarro del pelo, empujándolo contra mi sexo, dejándolo casi sin respiración.

-Te vas ahogar mientras me inundas -bromeo, entre suspiros y jadeos.

¿Pero? ¿Qué pasa? ¿A qué viene levantarse tan de repente? Me alzo sobre los codos, sorprendida y aún excitada, comprobando cómo “mi erección” se va corriendo al ordenador, y se pone a escribir frenéticamente.

-Las musas y su puta...

Querido Carlos...

Ten cuidado a quién dejas al cargo de tus bienes.

Las fotos, pretendidamente inocentes, hablaban por sí solas. Las miradas turbias, la cercanía de los cuerpos, las manos entrelazadas… hasta se podían adivinar los labios trémulos y enrojecidos tras el beso. Marta seleccionaba encuadres, añadía puntos de luz y reflejos en el “Photoshop”, eliminaba imperfecciones para hacer más bello lo que ya era hermoso al natural. Cuando Carlos las recibiera en Londres no podría quedarle el menor atisbo de duda de que su hermanita había ocupado su lugar. La dulce y pequeña...

Asmodeo

No recordaba nada cuando desperté, pero al moverme noté que estaba atado a un sillón y que enfrente había un monitor.

No recordaba nada cuando desperté, pero al moverme noté que estaba atado a un sillón y que enfrente había un monitor.

Una pareja de jóvenes se besaba, con avidez, sin preámbulos. Se desnudaron y, sin más, empezaron a follar; la chica parecía que hacía esfuerzos para que le gustara, pero su cara decía otra cosa, el chico, metiéndosela sin parar se corrió en poco tiempo, mientras un hilillo de sangre resbalaba lentamente por la pierna.

Con la respiración más calmada: -Fenomenal ¿no?,

Ella mirándol...

En la oscuridad

Sin poder evitarlo, le limpia la cara de polvo y lágrimas, descubriendo su rostro, arrebatador con aquella expresión de miedo y desconsuelo...

Levanta la cabeza, el oscurecimiento le permite ver una miríada de estrellas en el cielo, pero no está mirando hacia arriba por el espectacular panorama. No llegan todas las noches, pero eso no impide que este siempre tenso esperándoles.

Camina rápidamente por la calle, tiene un presentimiento. Un minuto después la sirena aúlla por toda la ciudad advirtiéndole de que debe buscar refugio.

Esto no es Londres, no hay una boca de metro en cada esquina. Mira a su alrededor y ve un edificio de estilo neoc...

La maldición

Dos amantes, una huida. Una historia de serie B.

Descorro esta pantalla que me separa de ti y penetro tu intimidad. Te apuñalo una y otra vez; remedo de psicópata de motel de carretera. «¡Más!», pides, y más te doy, mi reina del grito. Tus miedos acaban diluyéndose piel abajo hasta el desagüe que conforman nuestros sexos. Agonizas de placer bajo la ducha.

A una vida de aquí la Ciudad duerme un sueño ligero plagado de pesadillas. Gobernada por momias y científicos locos; urbe zombi. Nos buscará cuando despierte para chuparnos la sangre una vez má...

El desquite de Érica

La venganza de una mujer ante el engaño de su ex pareja, deriva en la situación más erótica y excitante de su vida gracias a un buen amigo.

A lo largo de sus 33 años de vida, jamás se había sentido tan deseada, tan plena, tan mujer, tan… ¡tan puta! Al menos eso era lo que Érica pensaba mientras por propia mano se clavaba la verga de aquel desconocido en su húmeda vagina, sintiendo como a cada centímetro, la iba abriendo, provocándole un placer indescriptible. Estaba contenta, estaba feliz y totalmente llena. Cuando los huevos tocaron su cuerpo, vino a su mente el motivo por el que estaba en aquella situación de coger con tres hombres a la vez,...

Eva Marina

La alegría de mi vida se llama Eva Marina. Me encantan sus abrazos, el cariño que desprende, la esponjosidad de sus pechos.

Eva Marina es un torbellino, me encanta su forma de ser, el cariño que me da y lo atenta que está siempre conmigo. No es guapa y le sobran algunos kilos más que a mi mujer, pero su belleza interior me atrae con locura.

En realidad ni siquiera es amiga mía propiamente dicho, simplemente soy el marido de su amiga de la infancia, pero me da más cariño y atenciones que mi mujer… aunque a veces se pasa.

Hoy apareció sin avisar, como siempre.

—¡Hola chicos! —saludó canturreando como a...

La viuda

Hay deseos que se cumplen

–¡ Qué cojones tienes y qué chorra! Te vas a casar los cincuenta y ocho con una de veinticinco y que encima es la viuda de tu hijo. Bartolo ¡eres lo más!

–Como decía Jack el Destripador, vayamos por partes. Primero, sólo tú y yo , y su madre que nadie sabe donde coño está, sabemos que Angelito era mi hijo. Para todos era un pariente lejano, al que yo le tenía cariño después de la muerte de mi mujer y mi hija. Así que por ahí nada. Segundo es la manera de darle la herencia de lo que tengo a mi niet...