Abril de pasión.
Madrileños y catalanas se añoran y buscan un reencuentro. A la espera de que se produzca, unas y otros entretienen el tiempo con BDSM, orgías y comidas de coco y de todo lo que se tercia.
¿Laia?
¿Sí?. La voz le era tan familiar…
Soy yo. Y un silencio embarazoso. Se suponía que debía reconocer su voz. ¿Porqué dudaba?
¿Gonzalo, eres tú?¿Ha pasado algo? ¡Qué alegría oírle, pero…!
No, no; Nada. Sólo quería…
Gonzalo, tono cansado en la voz. Quedamos en que no volveríamos a llamarnos.
Lo sé, lo sé. Pero no podía más. ¡Espera, no cuelgues! Te he mandado varios mails..
No los he abierto, Gonzalo.
**…y a Montse tambi...