Alba y su suegro
El suegro ve como da de mamar a su nieto
Se miraron avergonzados y todavía exhaustos. Sus respiraciones estaban agitadas. El deseo y el morbo los había empujado a hacer aquello y nada volvería a ser igual. Tanto ella como él sabían que volvería a suceder…
Alba se levantó de la cama y recogió su camisón del suelo. Al salir de la habitación vio tirada en una esquina su braguita y se agachó. Jesús la miraba absorto. Aquella mujer era terriblemente bonita y sensual. Sus embarazos al contrario que muchas mujeres, le habían hecho ganar en bellez...