El electricista
Vi su sexo y una premonición me arrojó a gozarlo.
Estaba sentado en el suelo arreglando un enchufe. Ella se agachó a recoger una moneda y vi su vulva por primera vez. Los labios mayores carnosos apenas dejaban asomar el borde de unos pétalos entre una alfombra espesa de vello oscuro. Instintivamente, acerqué mi dedo corazón y lo deslicé desde el pubis hasta el ano siguiendo la línea de su raja. Ella se quedó inmóvil, como si la escena se hubiese congelado en el momento en que cogía la moneda.
Acaricié la vulva varias veces muy lentamente esp...