Triste juventud (2)
La dolorosa incursion de Magadalena, pasea por el placer anal.
Estaba Magdalena así, con el culo en el aire, en cuatro patas sobre la cama, el ano expuesto y las nalgas azotadas por el golpeteo, como una perra cualquiera sintiendo el roce carnal de su perro padrastro. El orgasmo q recién había tenido cosquilleaba aun en su entrepierna y todos sus nervios, pero algo mas intimo la llevaba a buscar mas. El viejo estaba endemoniado. La inocente chiquilla estaba exigiéndole mas guerra, se entregaba a su pedazo de piel como una maestra, dándole en el intento mas golpes...