La fuerza del destino
Sin previo aviso, Elizabeth tomó el control de la situación e inició la que fue la felación más atroz, brutal y excitante que recordaba hasta entonces. ¡¡Dios mío, que dominio tenía del arte de mamas pollas!!
LA FUERZA DEL DESTINO
Como otras tantas noches, cerré mi bar dispuesto a volver a casa para ponerme al día con mis facturas, quizá ver un poco la televisión (que aunque la tengo en el bar, allí he de ponerla para los clientes, no para mí) y comer algo antes de meterme en cama. Un día como tantos otros…o mejor dicho, una noche como tantas otras. La noche estival ha sido siempre de mi agrado, y me disponía a dar un paseo bajo las estrellas, pues el cielo estaba despejado y no hacía frío. Tenía dos opcio...