La promesa (parte VII)

¿Hasta qué punto es bueno olvidar algo? No se puede ocultar algo para siempre.

Poco después de llegar a Islandia volvimos a embarcar, esta vez hacia Isortoq. Habíamos dejado correr la noticia de que iríamos a Frederiksdal, así que teníamos una ventaja de cinco días, como mucho, suficiente para intentar llegar, al menos, a las inmediaciones de los territorios de la Gran Sacerdotisa. No nos fue difícil encontrar un guía que nos permitiese avanzar sólo durante la noche para poder descansar por la mañana. Nos las habíamos arreglado para hacer esa ruta aún con una temperatura mínima de -30...

Me enamoré de una mujer adictiva (parte II)

Todo aquello en lo que había creído era una ilusión... ¿o era ella la ilusión?

Cuando me desperté a la mañana siguiente ella ya no estaba allí. ¿Qué clase de chica era Mika? ¿Quién era? Me di cuenta de que no la conocía de nada, de que me había acostado con una mujer de la que solo sabía el nombre, a qué se dedicaba y su gran pasión.

Me levanté de la cama y fui a buscar mi movil, que había quedado olvidado en el baño. Tenía varias llamadas de Kaito, el batería del grupo en el que trabajaba. Él siempre se preocupaba por los demás y había prometido llamarle en cuanto aterrizase en...

Nunca sabes cómo acabará la noche

Mi marido siempre me recordaba una estúpida apuesta de universitaria. Esa noche de principios de verano lo consiguió. Voyerismo, trio, orgia y algo de lésbico.

Aquella noche de principios de verano después de ver una película que tan solo resultó entretenida, disfrutamos de una excelente cena en pareja. Habíamos podido dejar a los niños con los abuelos, los padres de Javier mi marido. Hacía tiempo que no disfrutábamos de una velada para nosotros dos.

Caminábamos abrazados en busca del coche cuando Javier propuso alargar la noche un poco más. Sugirió ir a bailar y tomar unas copas. La verdad no me apetecía demasiado. La semana había sido bastante dura y suspi...

Me enamoré de una mujer adictiva (parte I)

Ella me envenenó por dentro desde el primer momento. Es mi droga, yo su sirviente. Entonces no me amaba, pero yo me enamoré de ella nada más verla.

Antes de empezar a contaros esta historia permitidme que me presente. Mi nombre es Yamashita Kai. Sí, soy japonés, pero rompiendo el mito de que la tenemos pequeña, te diré que a ella le hice daño la primera vez, y eso que no era virgen, pero sí muy inexperta. Tengo el pelo teñido a varios colores, los ojos grises y la piel clara. Soy bastante alto, 1,70, fuerte y, bajo su punto de vista, muy guapo. Claro que para ella todos los japoneses lo somos. Eso me hace sentir un poco celoso, pero no puedo cambiarla,...

La promesa (parte VI)

Tuvimos que irnos lo más rápido que pudimos, una Diligente vino a ayudarnos

El amanecer nos despertó a los dos. Me había quedado dormido cerca de las cinco, mientras que él se durmió poco después de taparse con las mantas. Estaba muy cansado, y en parte era culpa mía. Hacía tanto tiempo que no deseaba a alguien que había hecho prácticamente lo mismo que Sebastian, pero no quería que corriese ningún riesgo, así que decidí transformarlo cuando él me lo pidiese, si quería que lo hiciese. Todavía dormía cuando yo abrí los ojos, y lo primero que hizo fue besarme y a pesar de que le habí...

Sumisión

De como mi hombre me regaló la mejor noche de mi vida

"Me dijo que era un juego. Me desnudó por completo, el mismo se ocupó de hacerlo, s

uave y lentamente mientras comenzaba a sonar en el estéreo la música de Enigma. Cuando me dejo totalmente desnuda me puso el antifaz mientras me decía en el oído -relajate, vas a pasar una noche maravillosa...-, yo, que me sentía extraña estaba nerviosa y excitada a la vez, pero dejé que él siguiera con su juego...

Me recostó suavemente sobre la cama y fue atando primero mis tobillos a los pies de la cama, queda...

La promesa (parte V)

Conocí a alguien, y me sentí más confuso y asustado que nunca.

Cuando llegué a París me metí en la primera posada que encontré y me tumbé en la cama. Me sentía solo, triste y desamparado. Sebastian ya no estaba a mi lado, ya nunca más volvería a ver la sonrisa que tanto me gustaba ni volvería a oír su voz aterciopelada y seductora. Le necesitaba desesperadamente y no sabía cómo iba a continuar viviendo, pero se lo había prometido. Cerré los ojos y lloré. Sí, los vampiros lloramos, pero a diferencia del resto de las especies de este mundo, nosotros lloramos sangre. Llor...

La promesa (parte IV)

Las desgracias nunca vienen solas, y yo estaba a punto de descubrir hasta qué punto puede llegar a ser injusta la vida.

Me desperté de golpe y miré a mi alrededor. Había tenido una pesadilla y en ella me encontraba de nuevo en la celda, obligado a acostarme con Melian y violado una y otra vez por Albert. Me llevé las manos a la cabeza y revolví mi cabello. Sebastian aún estaba adormecido y yo me levanté de la cama y caminé hacia la ventana para sentir el aire de la noche en mi piel. La luna llena me recibió y yo sonreí. Normalmente a los vampiros no nos gusta la luna llena, pero yo era una excepción. Me encantaba el tenue br...

Women in trouble 04 - Ni siquiera me gustaba

Tres amigas en un bar. Contándose confidencias. Llega el turno de Sofía, que narra una historia de su juventud, cuando trató de vengarse del chico que la había dejado liándose con otro. Pero la cosa no salió como ella esperaba...

WOMEN IN TROUBLE 04 - NI SIQUIERA ME GUSTABA

-          Venga, Sofía, no te hagas la estrecha - le dijo Sandra a su amiga, dándole un codazo amistoso - Desembucha.

-          Sí, no seas pendón - insistía Mari, le tercera en discordia - Ésta y yo ya hemos hablado. Ahora te toca a ti.

La mencionada Sofía miró a sus amigas con expresión divertida. Las tres se habían juntado después de meses sin verse y, viéndose libres por una vez de maridos e hijos, se les había ido un poco la mano con el...

La promesa (parte III)

Ocurrió algo que hizo que todo cambiase, y mi felicidad se esfumó casi por completo

Me desperte cerca de la medianoche. Estaba en un lugar extraño, no lo conocía. Había recorrido la casa de Sebastian cientos de veces y conocía ya todas y cada una de las habitaciones, incluido el sótano y el desván, pero ese lugar... no estaba en casa. ¿Dónde estaba? No entendía nada y sabía que él jamás me haría daño.

Era una especie de celda de piedra, muy húmeda, con una puerta de madera cerrada y un camastro aún más incómodo que la cama de mi habitación en Tarragona. Me levanté de la cama para int...