Mi nacimiento en la esclavitud (2)
Por sus pechos y leche, dejo que Ella me guie.
Era la hora. La hora en la que Ella quiso que fuera a su encuentro. La misma en la que ayer me estremecía de placer al rozar tímidamente con las yemas de mis dedos sus maravillosos y hechizantes pechos. Diosss!!!!, debo lograr pensar en otra cosa ¿que pasará si viene Ella y me descubre pensando todas estas cosas???. Hasta entonces ni imagine el placer adictivo que daría acariciar esas fantásticamente enormes y suaves tetas, la angustia que sentiría por no poder besar ese divino e inalcanzable pezón, y...