2 parejas, casa rural, confinamiento 7

La humillación aumenta

Mis días en esa casa seguian igual, desnudo, con mi culo siempre ocupado por bolas chinas o consoladores, haciendo de perrito con el cinturón ancho de Elena o convertido de WC de toda la casa.

Lo de ser el WC al principo a Raúl no le hacía mucha gracia pero según iba pasando el tiempo cada vez le gustaba más humillarme.

Uno de los días en los que el desayuno ya estaba preparado ellos sentados y yo como un perro debajo de la mesa desayunando, me volvieron a mandar a hacer la casa. En ese momento...

Tiempos Salvajes

Humanidad en franca decadencia. Se ha perdido la tecnología y, lo que es peor: la justicia. Unos pocos maltratan a todos los demás y lo hacen pasar por legal. A ella le ha tocado estar en la masa sojuzgada.

Tiempos salvajes:

Humanidad en franca decadencia. El siglo XXI se prometía perfecto, tecnológico, limpio… Los seres más miserables de la creación pusieron al mundo de rodillas: los virus. El SARS-Cov-2 (Covid-19) fue el primero en 2020… luego llegaron otros.

Los virus trajeron la enfermedad y la muerte. Después vino la crisis. Los muertos por hambre… Las guerras comerciales. Las guerras de verdad… Resultado: una colección dispersa de micro-estados enfrentados, intentando sobrevivir sobre...

Mi última Sonata - Capitulo 15º - El Padre.

Relato real de mi incorporación no buscada en el mundo de la esclavitud y la sumisión.

Capítulo 15º

El Padre

Madre e hijo han quedado tumbados a los pies de su Ama.

“Bien Salomé, ya has disfrutado follándote a tu madre, ahora espero que seas solidaria con tus compañeros y les ofrezcas también a ellos el placer de poder disfrutar de su bello cuerpo, y espero que la puta de tu madre les ofrezca también las habilidades y el deseo que ha demostrado contigo. Tú la mantendrás cogida por los pelos, mientras tus compañeros se vayan satisfaciendo con tu madre al gusto de cada cual. Y...

Macho para la monta

Una noche cualquiera para dos amantes... él se entrega, ella amorosamente lo recibe.

Observé que no llevaba bragas... y su sonrisa. Entre su sexo y la mirada, que transmitía una mezcla de lascivia, picardía y cierto ademán burlón, sus pequeños pechos aparecían tras una camisola de licra en la que se perfilaban los pezones.

Se acomodó el cabello y poniendo una mano en mi hombro, me hizo saber que deseaba tenerme a sus pies... nos miramos de nuevo, pero mis ojos ansiosos buscaron el surco de su sexo más que otra cosa. Un ligero asentimiento en su rostro extraño, pues le costaba entender...

Juguetes de Oficina (1). Iniciando la jornada

El Dueño llega a la oficina que es en realidad el lugar en el que sus esclavas le sirven y le complacen

La luz azul que rodeaba el dígito del botón del ascensor que indicaba el número de planta parpadeó tres veces y se apagó. Las puertas comenzaron a abrirse lentamente y la polla se le puso dura.

Ella tenía esa capacidad, desde que la conocía la tenía. Tan solo oír su voz se la ponía dura. Era alta, algo grave, en ocasiones dura. No es que gritara o la elevara era simplemente así. Era la voz de una mujer firme, fuerte…

Se detuvo ante la puerta y escuchó. Estaba organizando a las chicas. Como siemp...

Juguetes de Oficina (2. La experiencia es un grado

El Dueño aprovecha la experiencia de su más antiguo juguete y su más veterena servidora para comenzar la jornada de trabajo de forma provechosa.

Llevaba apenas un cuarto de hora sentado en el despacho y ya tenía ganas de nuevo de usar y humillar a su hembra esclava de oficina. Había llegado tras él, gateando y arrastrándose como una buena mascota adiestrada, y en cuanto él se detuvo ella se arrimó al hombre al que pertenecía y comenzó a lamer sus zapatos en señal de completo y total sometimiento. Así deseaba el Dueño que fuera. Así tenía que ser.

Ahora la observó en posición de espera, arrodillada junto al escritorio, con la mirada en el suelo...

Juguetes de Oficina (3) Haciendo méritos

La última hembra en unirse a la colección de juguetes de oficina hacé méritos ante el Dueño para demostrarle que merece servirle como esclava

Cuando estaba a unos pasos de la puerta del despacho escuchó el gemido escaparse de la garganta de su compañera.

Un escalofrío recorrió su espalda. Algo entre la duda sobre lo que le esperaba más allá de la puerta y la envidia de saber que la jaca de su Dueño y señor ya le estaba sirviendo nuevamente. No aceleró, pero si pisó más fuerte para que sus tacones resonaran contra el suelo entarimado del pasillo.

Los tacones a los que siempre estaba subida, de los que el Dueño no la dejaba bajarse ni s...

Juguetes de Oficina (4) Trabajo en equipo

Nada como la coordinación y el trabajo en queipo para lograr que el Dueño disfrute plenamente de sus juguetes esclavos de oficina

Y en esa pausa eterna abrió bien los ojos y contempló la escena como si no formara parte de ella.

Podía considerarse afortunado. Una hembra clavándose hasta las entrañas en su verga en un esfuerzo continuo por proporcionarle placer, su magnífico cuerpo contrayéndose cada vez que se hacía taladrar.

Otra a sus pies, suplicando con cada movimiento, con cada gesto, con cada mirada, que la dejara contribuir a su placer, que la permitiera encontrar una nueva forma de servirle y de humillarse ante él....

Juguetes de Oficina (5) Entrevista de trabajo

El Dueño recluta una nueva incorporación a la oficina.Antes de aceptarla como juguete esclavo se impone una entrevista de trabajo

Llamó al timbre de la puerta y no pudo evitar fijar su mirada en el reflejo que le devolvía la pulida superficie espejada de la parte superior de la misma.

Había elegido para le entrevista una ropa discreta. Pantalones, ceñidos negros, eso sí, y una blusa blanca fina sin llegar a ser transparente. Los tres primeros botones abiertos creando un profundo escote resaltado por el push up que había elegido como ropa interior.

No puedo evitar sonreír al darse cuenta de que en realidad no había podido d...

Me entregué a la sumisión total - I

Nací obediente, crecí obediente y me convertí en obediente "cum laude".

Estaba destrozada, yo misma creía que en el final de mis días ¡y solo tenía 20 años! Pero mi novio de toda la vida, Ramón, me había abandonado después de tres años de ser totalmente suya. Nunca me negué a sus caprichos. Nunca me negué a ser tatuada donde más le gustara o molestara a mi madre. Nunca me negué a ponerme esos inmensos aros en los labios vaginales de casi 200 gramos cada uno. Y nunca me negué a entregarme a sus amigos, incluso en varias ocasiones, me alquiló para orgias y siempre sin condón.

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