Castigada
Relato sobre un sensual castigo
¿Cómo que castigada? – Dijo ella con un tono medio en broma medio incrédula
Ya me has oído. – Le respondió él con una sonrisa. – Castigada.
Ella se plantó frente a él en el pequeño salón y se llevó las manos a la cintura para mantener el gesto firme. – ¿Y eso por qué?
Él sonrió de nuevo. Simple y llanamente le encantaba todo de ella. El acento de su voz, su forma de mirar y sonreír… Pero, por encima de todo, le encantaba la forma en que ella estaba dispuesta a jugar. - ¿No te habías co...