Trío en una noche especial III
Ana se estaba metiendo dos dedos a una velocidad considerable. En mi estado de éxtasis, provocado por la verga de Rogelio, sólo había una cosa en la que podía fijar mi atención: los pechos de Ana, que brillaban por el sudor. Además, para variar, ella no dejaba de mirarme mientras se tocaba...
Ana dejaba caer su baba a lo largo de la polla, y de vez en cuando la recogía con la lengua de abajo arriba, acabando el capullo dentro de su boca y tragando lo que había atrapado su lengua.
Sabía que yo aparecería en cualquier momento y mantenía su culo erguido en dirección a la puerta del baño, con el hilo del tanga abriéndole levemente el coño. Yo ya había apagado la luz y abrí la puerta, mirándolos. Esperaba el momento de entrar. Por un lado me jodía bastante que se entrometiese la cerda, pero p...