Podía ser su madre

Chupando ruidosamente el capullo, masturbaba fuerte al muchacho. Poco a poco mi boca iba tragando más y más, bajando por el falo. Estaba tan eufórica que no me hubiese importado que se derramara en ese momento. El tenía los ojos en blanco, y esperaba que lo hiciera, y le acaricié los testículos para ayudarlo. Pero no lo hizo. El chico aguantó y me puse más cachonda aún.

El pasado viernes ocurrió algo especial. Tenía toda la tarde libre, así que la dediqué a hacer algunas compras. Quiero decir que estuve varias horas entrando y saliendo de tiendas de ropa, hasta que el agotamiento y el dolor de pies se apoderó de mí. Antes de eso, mientras hacía cola para pagar en una de ellas, vi al otro lado del escaparate a un amigo de mi hijo, que miraba distraído hacia dentro. No le presté demasiada atención, pero veinte minutos más tarde me lo volví a encontrar en una situación muy pa...

Viejas conocidas

La chica sacó el pene de la boca sin dejar de masturbarlo y miró a Marga, que se acercó. La muchacha le metió la verga en la boca, excitada al ver esa mujer extraña chupando el falo de su novio.

Marga me abordó una tarde de lluvia mientras esperaba el autobús al abrigo de una marquesina. Al principio no sabía quién era, pues solo la había visto en la consulta médica y no la reconocía sin su uniforme de enfermera. Hacía varios años que no nos veíamos, y en unos minutos hablamos más que en todo el tiempo que coincidimos en su trabajo. Mientras charlábamos pasó el autobús que debería haber tomado para ir a casa, pero estaba tan a gusto que no me importó. Por nuestra conversación estaba claro que le in...

Mi hija me pidió un favor

Una vez le vi empalmado con el bañador ajustado, e imaginé que si ese gordísimo pene estuviese aquí, seguramente estaría hinchado, apuntando hacia nosotras. Y como si fuese una, la punta de mi dedo desapareció en el culo de mi hija, y ella apenas reaccionó.

Era muy temprano cuando oí el leve ruido de unos nudillos golpeando la puerta de mi dormitorio. A continuación la puerta se abrió y apareció mi hija, entrando silenciosamente y sentándose en la cama. Parecía que quería decirme algo importante, pero daba unos enormes rodeos en la conversación. Cada vez que iniciaba una frase, desviaba el desarrollo de la misma hacia destinos insustanciales y me mantuve en vilo esperando pacientemente a que ella misma soltase lo que había venido a decir.

— Mamá...

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Nuevos amigos

La lengua era dura y blanda, cada vez que la llevaba a contrapelo del clítoris, sentía una mezcla brutal de dolor y placer, y cuando la bajaba, todo era placer. Quería que me diese asco, pero no podía y estuvo así hasta que llegué a un orgasmo colosal.

Ya había caído la noche y volvía a casa andando por la playa muy frustrada, colérica, intentando digerir lo sucedido. Con el vestido corto, sin ropa interior, y el chocho aún húmedo, daba pasos rápidos hundiendo los pies en la arena. "Al primero que se me cruce, me lo follo", pensé. Luego reflexioné si eso podía acabar siendo un castigo más para mí que para ella. Así que tal y como se me ocurrió la idea, la deseché como venganza, pero no como alivio al deseo desatado y despreciado.

Todo empezó poco an...

Día de colada

Crucé las piernas muy exagerada, para que me viese bien. Lo tomé cálidamente de la cabeza y lo puse de rodillas frente a mí, en el suelo. Me miró los muslos como un corderito. Me quité las zapatillas y metí el dedo gordo del pie en su boca abierta. Me estremecí en una mezcla de placer y cosquillas..

Hacía un día muy soleado, así que hice la colada y subí a tender la ropa a la terraza. Mientras sujetaba los trapos con las pinzas, noté cómo mi hijo no tardó en subir, silencioso, y se sentó cerca de mí. Ultimamente lo hacía muy a menudo. Al principio pensé que era para aprovechar las horas de sol, pues en la terraza reina un agradable silencio y él se ponía a leer libros o revistas. Ese día vi su sombra proyectada en la pared. La silueta me decía que su cara no se dirigía al libro, sino hacia mí. Sin duda...

Todo o nada

Estaba tan excitada que intercambié la posición con Pedrito. Me senté a su lado, abriendo las piernas, y él me penetró poniéndose sobre mí. Su cara mostraba que su deseo al fin estaba siendo satisfecho, y me contagió su excitación.

Me senté entre los dos, entre padre e hijo, mi marido y mi niño, mis hombres. Estábamos en el sofá viendo una película bajo una gran manta que nos tapaba hasta el pecho. Estábamos en pijama, el mío de dos piezas de felpa, abotonado por delante, y que me estaba algo grande. Por debajo de la manta, una mano me tocó la pierna, cerca de la ingle. No era la primera vez en esos días, pero esta vez esperé y no la aparté, pues quería ver hasta dónde era capaz de llegar. Pedrito no se esperaba la falta de rechazo y...

Alberto

El otro hombre me dio la vuelta en cuanto el primero terminó conmigo. Me la metió como tú, directamente, pero entonces yo gritaba como una zorra, pues era la primera polla, no te ofendas. El cabrón me tenía muchas ganas y me dio muy duro, más cuando yo no me quejaba, al contrario.

Llegamos de la fiesta muy tarde, y al llegar a la casa Alberto nos esperaba sentado en la escalera de entrada. Lo había llamado yo desde el coche mientras llegábamos, a pesar de que mi marido me dijo que no era buena idea, que Alberto estaba enamorado de mí. Pero yo sabía que no era amor, era otra cosa. Mientras nos acercábamos al portón, nuestro amigo no me quitaba ojo, viendo cómo los zapatos de tacón movían ostentosamente mis caderas. Esa noche llevaba un vestido negro, de falda ajustada hasta los muslos...

Piano a las seis

Guillermo sacó el pene. La vulva quedó a mi vista, más abierta aún, cayendo una gota de ella y quedando otra en suspensión. Pensé en el flujo generado en ella y cómo estaría yo tras una follada así. Fue un desperdicio dejar esa gota huérfana de una lengua que la recogiese.

Mi amiga Bibi vive en una gran casona de las afueras. Es una de las personas más humildes que conozco y, aunque no le falta el dinero y es muy chic, nunca ha dejado claro si posee algún título nobiliario. Una tarde me invitó a tomar café en la mansión y acudí encantada. Mientras disfrutábamos de la tranquilidad del jardín, vi a su hijo Guillermo estudiando en una mesa a la sombra de unas parras. Me sorprendió verlo tan concentrado, pues el chico había tenido un historial difícil.

— Qué formalito está...

Una mañana

Me la tragué, el contacto de la piel de su verga dentro de mi boca me excitó mucho. No debería haberme sentido así, pero pasar la lengua alrededor de su corona fálica me hizo reafirmarme en ese degenerado paso que estaba dando.

Entré en su habitación, con la ropa limpia sobre las manos, para guardarla en los cajones de su cómoda. No me esperaba verlo allí, tenía que haber estado fuera. O bien se demoró desde que me dijo que salía, o bien me confundí al oírlo. No puedo saberlo. Solo sé que estaba de pie, completamente desnudo, con la polla en la mano. No supe qué hacer, pues ya estaba lo suficientemente dentro de su dormitorio como para poder hacerme la despistada. Delante suya, sobre el mueble, tenía una tablet con fotos que pasab...

Nosotros cuatro

Se levantó, dejando mi lengua en el aire, y, cogiéndome de los pelos, llevó mi boca a la verga de mi esposo. Este se puso de pie y yo me metí todo lo que pude. Movía la cabeza y mi amiga cada vez la empujaba más adentro, casi ahogándome. Hacía un ruido enorme intentando tragar la...

En las frías noches de invierno a mi pareja y a mí nos gustaba retozar al calor de la estufa. El color rojizo que iluminaba la habitación, y el tener que movernos alrededor de su calidez, creaban el ambiente perfecto para que nos dejáramos llevar por nuestros juegos. Ese día, tras un par de copas de champagne, comenzamos uno que me gustaba especialmente.

Llevaba un vestido de seda blanco que a él le ponía mucho, pues se ceñía a la cintura, era muy escotado y la falda subía más allá de las rodillas y s...