Corazón de tela VII
El salón de los valientes
Sintió una vez más su cara chocar contra el suelo, seguido de un quejido de dolor que salió de su boca. Cada vez se sentía más liviana. Esta vez no se le hizo difícil levantarse, parecía que la gravedad era menor, pues cuando se levantó, sintió su cuerpo elevarse por un segundo en el aire y volver a bajar.
La habitación donde se encontraba era blanca, tan limpia y brillante que lograba inquietar un poco a Raquel. Notó que había varias columnas de un color granate intenso y un letrero colgaba de una de...