Recibiendo mi merecido (2) El padre de mi amiga.
Elena me invita a pasar el fin de semana en casa de su padre. ¿Podré resistirme a un hombre maduro calmando mi calentura con otros métodos, o sucumbiré a sus encantos?
Tras experimentar tan intensamente con el conductor del bus, quedé trastornada. Por primera vez en mi vida no me había sentido tan vacía, y así era literalmente: mi boca echaba en falta su erección suculenta, mi coño añoraba esa vigorosa follada con la que fue premiado, y mi ano se abría reclamando ese mazo de carne que lo había partido sin piedad.
De noche, empapaba la sábana en sudor y flujos recordando esos momentos de plenitud sexual y no podía más que encadenar un pajazo tras otro, entre suspiros...