Quiero que me preñes
Ya no éramos tan jóvenes y se acababan las oportunidades igual que las excusas para posponer mi embarazo. Quería preparar la habitación para mi futuro bebé y llamé al carpintero...
Acaricié su cabeza y le di un beso ardiente -rectifico-, más que beso fue un mordisco en el labio inferior seguido de un lengüetazo baboso. No quería que se fuera. Deseaba pasarme toda la mañana con mis pezones entre sus dientes mientras entraba con furia en mi cuerpo para llenarme de semen.
-Suéltame, viciosona... -susurró cariñoso Pablo, mi marido, con esa ronquera matinal que tanto me excitaba-. Tengo que largarme, cuando vuelva seguimos... ,¿OK? Un beso, cielo...
Fue un casto beso de despedi...