Sucumbir a Nestor
Por eso me perturbé el segundo día del segundo curso, durante la segunda hora de Investigación del Medio, embelesada por sus ojos incoloros, atravesada por esa llama en forma de invisible dardo que lanzan los hombres carnales y jugosos como Néstor. ¿Aprovechas el descanso para tomar un café?.
Me depilé el pubis por primera vez solo para él, por él, imaginando mientras lo rasuraba, en cómo iba a taladrarlo al día siguiente, cuando escapáramos de la aburrida hora de laboratorio a su apartamento de universitario, para follarnos con la desesperación y desfogue con que solo se hace a los diecinueve años.
Me lo depilé y él, maquiavélico y experto, lo lamió durante más de un cuarto de hora con las llaves en la cerradura, sin abrir la puerta, apoyando mi espalda contra la pared, arrancando las b...