Sucumbir a Nestor

Por eso me perturbé el segundo día del segundo curso, durante la segunda hora de Investigación del Medio, embelesada por sus ojos incoloros, atravesada por esa llama en forma de invisible dardo que lanzan los hombres carnales y jugosos como Néstor. •¿Aprovechas el descanso para tomar un café?.

Me depilé el pubis por primera vez solo para él, por él, imaginando mientras lo rasuraba, en cómo iba a taladrarlo al día siguiente, cuando escapáramos de la aburrida hora de laboratorio a su apartamento de universitario, para follarnos con la desesperación y desfogue con que solo se hace a los diecinueve años.

Me lo depilé y él, maquiavélico y experto, lo lamió durante más de un cuarto de hora con las llaves en la cerradura, sin abrir la puerta, apoyando mi espalda contra la pared, arrancando las b...

Una confesión, un consejo

Abogado pulcro y elitista, pagado de sí mismo, interiormente un rotundo egoísta, gustaba de presumir de su dúplex de medio millón pagado en ocho años, su agenda de contactos, los doscientos veinticinco euros la hora que cobraba por llevar asuntos verdaderamente apestosos, su mujer etiqueta de las que se casan con uno para lucir y termina siendo ella la lucida, su ideario rotunda y fariseamente conservador….tan católico de misa dominical que, sin embargo, no parecían impedirle el follarse a Esme, a su gran amiga, con aquel torbellino de ritmo que provocaba el tremendo y desasosegante empentón carne contra carne y los gritos casi histéricos de ella….”!mete, mete, mete siii, mete!!”.

A fecha de hoy la práctica mayoría de mis historias han sido fruto de la invención, cosecha de mis fantasías más íntimas, las más deseadas, algunas cumplidas, otras todavía allá, donde se pierde la frontera entre querer y no tener huevos.

No obstante, por una vez, cometeré el delito de revelar, previa autorización, una experiencia ajena pero verdadera, fruto de la chocante realidad que hace cuatro meses, asaltó al mejor de los amigos.

¿Quién no tiene un amigo leal en la distancia?.

¿...

Por insistir....

“Miedo. Miedo y ganas de salir a escape. De verdad no sé por qué no lo hice, que pasaba por mi cabeza. ¿Qué haces aquí? me preguntaba. Pero todo se borró cuando me abrazó desde atrás y comenzó a besarme el cuello”.

No sé por qué insististe tanto.

No lo sé, la verdad.

A mí no me cosieron para perpetrar estas cosas….o al menos eso creía.

Pero tú empeñaste toda la buena gana en convencerme y ahora estoy con la cuerda hecha un lío.

  • Mujer, es solo una fantasía.

Lo confesaste hace ya once años.

Y, por supuesto, tardé dos segundos en responder con un tajante y burlesco no.

  • ¿Cómo puedes pedirme algo así?.

Aquello no era normal, aquello no me fue enseñado, no lo leí en ni...

Lecciones de Tolerancia

Y aceleró con tal saña que sus uñas abrieron surco sangriento en mi trasero, mi pobre trasero, estremecido, desacostumbrado a semejante ardor, a semejante amante, obligándolo a hincarse tan adentro que creí rozar las paredes del placer eterno, ocultas dentro del coño de la venezolana.

¿Han estado ustedes alguna vez agradecidos con un ser intolerante, xenófobo, gritón, lerdo e inculto hasta el extremo?.

¿Alguna vez se han fundido con el cielo, gracias al ser más repulsivo que puedan imaginar?.

Si no ha sido así, entonces es que nunca conocieron a Benito “Carasol”.

Mi barrio, el de toda la vida, del que no me moví porque nunca necesité nada más fuera de sus fronteras, sufrió o se benefició como todos los barrios de la ciudad, de un fenómeno extendido por todo el paí...

38 segundos

Porque si la expresión facial de Isabel era de “por el amor de Dios no pares de meterme lo que me estás metiendo” la de Alberto era otra cosa.

Allí estaba yo, incapaz de retirar la mirada del Smartphone, contemplando la ecléctica señal del mensaje que acaba de llegar, con la mente aislada del trajín de teclados, conversaciones, papeles removiéndose y bips bips telefónicos propios de la oficina.

Yo, rodeado de compañeros, de negocios sin rematar y tareas sin finiquitar pero a solas, sudando hasta con la lengua frente al inesperado correo.

Un whastup, un archivo en video de apenas 38 segundos.

38 segundos que, sin embargo, co...

¿Tu me ves fea? 2

Veinte días después de nuestro fin de semana soriano, abrí la puerta de casa para encontrarme con su cara enrabietada….”Soy profesional, hija, madre, amiga, hermana, pero nunca he sido hembra. Una puta hembra”….un rostro decidido, evidente, bravo…”Enseñádmelo-suplicó-enseñádmelo todo”.

Estas letras las escribo pensando en Jade Rojo, por haberlas valorado.

  • ¿Pero que le has hecho?.

Me encantaba disfrutar de un cortado sin minutero en el “Argel”.

El café, propiedad de un emigrante oranés con cara lánguida y franca sonrisa, era un pedacito

del norte africano, remachado en el castizo corazón madrileño.

Un lugar interesante, donde la cafeína sabía a cafeína y la variedad de menta o té era inagotable para paladar y vista.

José en cambio, más acostumbrado...

¿Tu me ves fea?

Nos despertamos abrazados. Nos despertamos no por la alarma sino por el ruido que emitían nuestras respectivas parejas, a las tantas, aprovechando para follar con más conciencia, con más conocimiento y menos alcohol de por medio.

  • Tu….¿tú me ves fea Miguel?.

La pregunta del millón, la más inconveniente en un instante como aquel, en que mi polla se alarmaba, intuyendo lo que Verónica ofrecía.

  • ¿Me ves fea? – insistió mientras al otro lado del tabique, se escuchaban los bufidos de José, apretando contra la entrepierna de mi mujer.

Verónica y mi señora eran almas casi gemelas, aunque no de niñas, que suelen ser las primeras en darse cuenta de que la vida separa más que amontona.

Lo hicieron en la universidad, c...

Vamos a confesarnos....

•Lucas tiene un cuerpo para devorarlo. Que era lo que hacía, de arriba abajo. Y dejaba que se corriera sin condón ni ostias porque llegó un momento en que me parecía s tan mierda, que me hubiera encantado que criaras al hijo de otro. ¿Sabes que hacía?...¿lo sabes?.

  • ¡Eres un sin nervio, un destemplado, un hundido!.

Dieciocho años suman mucho.

  • ¡Si!. ¡No eres más que un parado, un soso, un vacío!.

Limando pacientemente hasta dejar el amor, la compañía, el deseo, el cariño o la amistad en números rojos.

  • ¡Como me abuuuurro contigo! ¡Como me aburro!.

Y el aburrido, soso, parado, destemplado y sin nervio no era otro más que yo.

  • ¿Sabes que Pedro? ¿Sabes que?.

Callaba, achantado, remachado contra aquel sofá que cascaba los mismos diec...

Si mi mujer me lo pide....yo obedezco.

Al fin y al cabo, tres años antes había sido yo quien pecara fuera del lecho conyugal y me pareció injusto, infantil y machista el echar un grito al cielo, pidiendo restaurar mi honor o el divorcio por una necesidad tan natural para mi como para ella.

  • Vamos Fran…!pero si es el sueño de todo tío!.

¡Que razón tenía la jodida!.

¡Pero que inquietante era!.

Uno puede pasarse la vida soñando con algo para sorprenderse con que, cuando de imaginar a disfrutar hay un paso, ese paso, tiembla como una flanera.

Nunca me había planteado que un día, mi señora iba a proponer algo tan inusual y bárbaro.

Treinta y seis años casados, con un ojo de refilón puesto ya en los sesenta…mucho sobre el anillo.

Mucho y muy variado. ...

Juan Bellosta....

Mi claudicación produjo el bálsamo del olvido….no, no me acordé de ninguna faceta oficial cuando chorreé en la boca de aquel amante con besos sabor a Mahou, ni cuando, asiéndo con una firmeza prodigiosa, levantándome como si de un culturista se tratara, me llevó en volandas una cama inesperadamente firme, silenciosa y sobre todo inmensa.

En condiciones normales, un tipejo como Juan Bellosta, nunca hubiera apretado mis nalgas con sus manos.

En condiciones normales, a todo tirar, imaginando y mucho, habríamos coincidido unas navidades atiborradas en plena Plaza de Sol, apretujados entre el gentío, mirando escaparates contrarios, ignorando nombres y realidades para alejarnos, otra vez, vaya usted a saber si para siempre o por cuanto.

Nací entre sábanas con tacto a satén, bajo techos doblemente aislados…de frío y de la realidad...