La estancia de mi amigo en Málaga II
Ernesto tras marchar Salomé con su novio, por casualidades de la vida, se queda a solas con la mujer de su amigo, y comienzas varios escarceos sin saber que consecuencia podría tener.
Al rato, Ernesto hizo descabalgar a la joven, pero dejando su pene blandiendo al aire, todo ello con finalidad claramente morbosa para que Melisa pudiera contemplar sus genitales. Pese haberse corrido, mi amigo aún blandía tiesa su herramienta.
La joven Salome comprobó que la polla de Ernesto estaba otra vez erecta, y le dice:
- Pero, ¿Cómo puede estar otra vez empalmado?. ¿Como puede ser?, ¡si te acabas de correr!.
- Tú me pone así preciosa . (aunque el sabía que también es...