La fábrica (24)
Continúa la historia de Soledad, ahora en manos de Evelyn y su amiga Rocío. Espero que le guste, ya que borré, volví a escribir y corregí mil veces: nunca quedaba conforme. Y, una vez más, pido disculpas porque algunos problemas personales me hacen demorar en la entrega de los capítulos
El dolor me hizo retorcerme y enroscar una pierna sobre la otra mientras mi rostro se contraía en un rictus indefinible y mi sexo, por contraste, se iba humedeciendo; en parte, a eso último apuntaba al cruzar mis piernas: no quería por nada y por nada que Rocío o Evelyn advirtiesen mi excitación. De ser así se reirían a carcajadas haciendo mi humillación infinitamente mayor.
“Duele. ¿Verdad, linda?” – preguntó burlonamente Rocío junto a mi oreja; como pude y mientras jadeaba quejosamente, asentí con l...