Aurora (2): final

Fin de la historia. La terapia va dando sus frutos y Julio se encuentra cada vez más acorralado por su psicoanalista y por su inconsciente, desde el cual siguen despertando secretos muy guardados

-         ¿Qué otras cosas le hacía Aurora? – me pregunta mi psicoanalista, cambiando el ángulo de las preguntas: no se resigna ante mi falta de respuesta sino que, por el contrario, la toma como un dato; aun sin verle, lo imagino paladeando su triunfo.

Entierro mi rostro en el diván: no es tanto que esté haciendo memoria, sino que quiero, de algún modo, ocultarme de los recuerdos tortuosos.  Mi respuesta tarda en llegar pero, al parecer, esta vez el tipo no está dispuesto a concederme el beneficio de...

Aurora (1)

Historia en dos entregas. Julio tiene problemas de autoestima, sospechas sobre su esposa y complejos con relación a su miembro. En sesión de terapia, su psicoanalista le hace descubrir algunos secretos que su inconsciente ha celosamente guardado. En pocos días más, la segunda y última parte

-         ¿Nombre?

-         Julio.

-         ¿Edad?

-         … Treinta y nueve.

-         Dudó al decirlo.

-         Cumplo cuarenta en unos días.

-         Digamos entonces que tiene casi cuarenta.

-         Tengo treinta y nueve…

Asiente ligeramente, se acomoda un poco los lentes y vuelve a su bloc de anotaciones.  Debo confesar que, a poco de conocerlo, mi psicoanalista comienza a caerme mal; no sé por qué, pero creo haber detectado un cierto deje de iron...

La fábrica (42): Final

Y la saga llega a su fin... Gracias a quienes, a lo largo de casi ocho meses, han leído, apoyado y comentado

El evento del hotel llegó a su fin y hubo que retornar a casa, o mejor dicho… a casa de Evelyn, a quien se la veía feliz como perro con dos colas por el éxito obtenido por la empresa en la muestra.  No sólo se complacía en mostrarme que hacía conmigo lo que quería sino también que ella vivía las ganancias de la empresa como propias o, dicho de otra manera, que el control que ejercía sobre el infeliz de Luciano le daba, ya para esa altura, el liderazgo dentro de la fábrica pues, como ella misma se había enca...

La fábrica (41)

Penúltimo episodio de la saga

No sé durante cuánto rato me tuvo así, pues llegó un punto en el cual toda percepción del tiempo se me hizo del todo imposible e, incluso, éste pareció dejar de existir; aun a pesar de ello, llegó un momento en el cual se detuvo y, por cierto, yo no terminaba de creer que por fin lo había hecho: la tortura del placer extremo y sin control parecía haber llegado a su fin.  Sin embargo, me equivocaba: apenas retiró el miembro artificial de mi sexo, buscó mi orificio anal, dejando así en claro que ése sería su...

La fábrica (40)

Más sorpresas aguardan a Soledad en el evento del hotel

El resto del día lo pasé atendiendo en el stand a quienes se acercaban y, por fortuna, ninguno de ellos salió con una nueva “propuesta indecente”, siempre hablando en términos relativos porque, en general, se trataba de clientes que, las más de las veces eran empresarios que estaban acostumbrados a manejarse de un modo baboso y libidinoso, por lo cual tampoco iba a ser ésta la excepción; es decir, nadie pidió llevarme a la habitación 29 pero sí me hicieron montones de preguntas e incluso ofrecimientos, a ve...

La fábrica (39)

Soledad comienza a vivir en carne propia lo que de ella se espera en representación de la fábrica; sorpresivamente estimulado por la inesperada presencia del esposo de ella en el lugar, el tipo bajito solicita una habitación para, justamente, disponer de ella ante los ojos del marido cornudo

Creo que no hace falta decir que todos los ojos del evento estuvieron clavados sobre mí mientras ese tipo me guiaba a través del gran salón.  Previamente, la atención había sido acaparada por el inesperado espectáculo del personal de seguridad llevándose a alguien por causar revuelo; quizás alguno de entre los asistentes se haya preguntado, en todo caso, por qué lo llevaban hacia el ascensor y no hacia la calle.  Yo, desde luego, caminé con la vista baja por la vergüenza; el hombre bajito, que no me despega...

La fábrica (38)

Llega por fin el anunciado evento en el hotel, en el cual a Soledad le espera un papel protagónico

No quedó, por lo tanto, más remedio que volver a mis labores con el consolador retráctil inserto otra vez en el ano para mi dolor e incomodidad; ello sumado a que mi cola aún seguía caliente por la paliza que Micaela me había propinado la noche anterior, razón por la cual creo que no necesito decir que, prácticamente, trabajé de pie durante el resto del día, agregándoseme así dolor de espalda y cervical a mis padecimientos.

Al terminar el turno y tal como lo había anticipado, Evelyn me llevó en el a...

La fábrica (37)

Evelyn y Rocío continúan reduciendo y humillando a Luciano, el hijo del jefe. E, impensadamente, han reservado a Soledad una especial participación en ello

Penetré bien profundo a Luciano con el consolador y, en cada oportunidad en que lo hice, recordé el intenso placer anal que él mismo me había hecho conocer, pero también lo mal que se había portado conmigo.   Se retorcía y gritaba; si se mantenía sobre el escritorio era porque Evelyn y Rocío se encargaban de sostenerlo.

“¿Qué pasa, Luchi, duele un poquito?” – le decía Rocío, riendo y acercándole la boca al oído.

“¡Le duele pero le gusta!” – dictaminó, jocosa, Evelyn, mientras le cruzaba a su...

La fábrica (36)

El regreso al trabajo en la fábrica depara nuevas humillaciones para Soledad... y también algunas sorpresas

Mientras la vergüenza me corroía por dentro al punto de lo indecible, permanecí como idiota mirando el falo artificial que quedó allí, delante no sólo de mis ojos sino de los de todas, pues no hace falta decir que tan insólita escena había conseguido captar las miradas de todo el personal.  Con mi rostro teñido de todos los colores posibles, eché un vistazo en derredor por debajo de mis cejas y, en efecto, puede comprobar que así era: las expresiones, al menos de momento, no eran de burla sino más bien de a...

La fábrica (35)

Soledad pasa, en casa de Evelyn, una noche que no olvidará fácilmente. Al otro día, debe regresar a la fábrica, lo cual no deja de ser tampoco toda una experiencia después de lo ocurrido. La historia comienza a acercarse a su final

Así fue que tal como lo había aceptado (y sin tener otra alternativa), me dirigí hacia la sala de estar una vez que hube juntado los vidrios.  Mica y Evelyn estaban ya nuevamente inmersas en una conversación que yo no comprendía, pues hablaban con algo de sorna sobre alguien que no conocía.  En su charla, me ignoraban y eso aumentaba en mí la sensación de sentirme humillada.  Fue Evelyn quien, en un momento, llamó la atención de Mica sobre el hecho de que yo me hallaba a su lado, a cuatro patas y junto al s...