A mi cuidado
Cuando por motivos familiares la vecina tuvo que viajar al interior, me pidió que vigilara a su hijo veintiañero... El joven me dio una gran sorpresa.
-Buenos días, don Pablo. Necesito conversar con usted, ¿me permite pasar?
Era mi vecina de tantos años, Ester, amiga de mi difunta mujer. Una persona estupenda, luchadora, abandonada por su marido con un chico de seis años hace ya quince o dieciséis.
La invité a tomar asiento en mi sala, y apenas ubicada me puso al tanto de la situación.
-Voy a tener que viajar a despedirme de mi madre, que se ha puesto muy mala. Hoy mismo me acisó mi hermana que de no partir de inmediato no podría despedi...