Una historia mucho más vulgar todavia (1)
Un tipo bastante vicioso disfruta de dos maduritas tan viciosas como él.
Luisa y yo seguimos juntos un par de días más. Congeniamos muy bien. Antes de separarnos intercambiamos teléfonos y correos electrónicos para no perder el contacto. Dos meses más tarde tuvimos la oportunidad de encontrarnos de nuevo y no la desaprovechamos.
Quedamos en una conocida sala de fiestas y allí descubrí que ella no estaba sola. Iba acompañada de una rubia bastante mona, madurita como ella, menos opulenta, pero con dos tetitas muy tiesas y muy bien puestas. Rebeca se llamaba. En seguida nos hic...