Una nueva sumisa, una sumisa mas (3 - Final)

La primera persona que respire será la primera persona que grite. La primera persona que grite será la última persona que respire. Ella no había gritado, tampoco había respirado, se había limitado a obedecer, sin demasiado apasionamiento pero tampoco sin demasiada falta de voluntad.

UNA NUEVA SUMISA, UNA SUMISA MAS (y 3)

La primera persona que respire será la primera persona que grite. La primera persona que grite será la última persona que respire. Ella no había gritado, tampoco había respirado, se había limitado a obedecer, sin demasiado apasionamiento pero tampoco sin demasiada falta de voluntad.

Ahora estaba desnuda, de rodillas, al lado de la mancha de semen en la alfombra… la hice levantarse y que se volviese a vestir. En sus ropas había manchas de mi semen.

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Juegos

Le gustaba jugar, con sus propias normas. Jugar aprovechandose de mis juegos.

Juegos

La dije que debía ir vestida de rojo. Quedamos en la puerta del tanatorio. No iba a ser demasiado difícil reconocerla vestida de rojo entre tantos colores neutros, pretendida expresión textil de un sentimiento. Pero no lo hizo.. Le gustaba jugar, con sus propias normas. Jugar aprovechandose de mis juegos. Nunca la había visto antes, nos cruzamos unos cuantos correos electrónicos y decidimos quedar en el tanatorio. Os preguntareis del motivo de quedar en un lugar tan lóbrego y poco dado a...

Acerca de las falsas sumisas

He conocido gente de toda raza y condición. La mayoría de esas personas vinieron a mi, o quizás yo fuese a ellas, ahora no soy capaz de recordarlo.

ACERCA DE LAS FALSAS SUMISAS

He conocido gente de toda raza y condición. La mayoría de esas personas vinieron a mi, o quizás yo fuese a ellas, ahora no soy capaz de recordarlo. He conocido a tanta gente que mis recuerdos se confunden, mezclo nombres, caras, momentos, lugares… y rara vez acierto. Ahora algunas de esas personas leerán estas líneas y creerán que menosprecio cuanto sucedió. Nada más lejos de mi intención. Todas las personas (mujeres) con las que traté a lo largo de mi vida han sido...

De amos y sumisas

Dicen que los hombres y las mujeres somos diferentes. Yo conozco a muchos hombres y no se parecen en nada entre ellos, también conozco a muchas mujeres que no tienen nada en común entre ellas. Hombres y mujeres somos diferentes tanto en género como generalmente.

De amos y sumisas.

Dicen que los hombres y las mujeres somos diferentes. Yo conozco a muchos hombres y no se parecen en nada entre ellos, también conozco a muchas mujeres que no tienen nada en común entre ellas.

Hombres y mujeres somos diferentes tanto en género como generalmente. Desde mi condición de amo, en innumerables ocasiones he conocido mujeres cuyos deseos eran comunes pero las maneras de convertirlos en realidad eran totalmente diferentes. Cada mujer un mundo, cada sumisa un unive...

Dos mujeres: dos bocas

Al salir del trabajo, venias a mi piso, simplemente te arrodillabas (sin quitarte ni una sola prenda de ropa), abrías tu boca y recibías una descarga de semen por tu rostro y tu lengua.

DOS MUJERES: DOS BOCAS

Durante todos estos años he encontrado sumisas de todo tipo y condición. Incluso he encontrado mujeres que pretendían serlo y quedaron solo en el intento. A veces he encontrado mujeres que entendían su sumisión de manera totalmente diferente a la mía. Esta es la historia de dos de las mujeres que utilice, todavía no tengo claro si fueron mis sumisas o no… pero la utilizaba de todas formas. Esta historia (como la mayoría de las que escribo) es totalmente verídica.

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La estancia es de color azul

La estancia es de color azul, un azul pálido y mohoso. Diriase que verde. Son cuatro paredes. Un techo. Un suelo.

La estancia es de color azul, un azul pálido y mohoso. Diriase que verde. Son cuatro paredes. Un techo. Un suelo. En el centro hay una herrumbrosa cama de metal blanca, descascarillada, coja, casi muerta. Un espejo, un solo espejo adorna la estancia. No acierto a adivinar de donde viene la luz. Quizás venga del suelo, quizás del techo, quizás de algún lugar de debajo de la cama.

En la cama hay un viejo colchón roto y también enmohecido. Tú permaneces atada a la cama. ¿Por qué hemos acabado aquí?...

La manzana mecánica

Salimos del bar lácteo Korova a eso de la medianoche. Íbamos tan colocados y desorientados que estuvimos alejándonos de las luces azules por espacio de mas de media hora sin conseguirlo.

LA MANZANA MECANICA

Salimos del bar lácteo Korova a eso de la medianoche. Íbamos tan colocados y desorientados que estuvimos alejándonos de las luces azules por espacio de mas de media hora sin conseguirlo. Íbamos vestidos como siempre: de verde. No de blanco como el maricón de Alex y sus drugo-amigos. Nosotros siempre vestíamos de verde, monos verdes, bates de béisbol verdes, sombreros verdes. Cuando caminábamos todos juntos éramos como una versión salvaje del día de San Patricio. Siempre de ve...

Soy tu dolor

Soy tu dolor. No soy tu primer dolor pero si seré tu próximo dolor.

SOY TU DOLOR

Soy tu dolor. No soy tu primer dolor pero si seré tu próximo dolor. Mírame a la cara. Mira mis ojos negros, intenta adivinar mis intenciones escondidas detrás de esta expresión. A veces veo en tu cara algo que podría definir como miedo y rabia.

Cuando hables conmigo quiero esa expresión permanente en tu rostro. Y si no la veo, te juro por lo más sagrado que haré que aflore. Me cueste lo que me cueste. Soy tu próximo dolor. Aprende eso. Dolor físico. Dolor psíquico. Veo tu cuer...

Me enamoré de su estómago

Su estomago era plano, tan plano como una tabla (ya sea de surf o de planchar) y al estar tumbada de lado, la parte inferior del bikini se había deslizado un poco hacia abajo y me permitía ver un trozo de carne blanca justo encima del pubis.

ME ENAMORÉ DE SU ESTOMAGO

La primera vez que la vi fue esta misma mañana. La primera vez y la única. Y me enamoré de ella por su estomago. No por sus ojos negros, ni por su pelo ondulado, tampoco por sus piernas largas y contorneadas, tampoco por su minúsculo bikini rojo que mostraba mas que ocultaba. Por nada de todo eso. Ella estaba en la playa, tumbada de lado, leyendo un libro. Estaba sola. No la vi llegar, simplemente abrí los ojos y allí estaba ella. No se como se llamaba, todavía no lo se...

Emputecida (2)

Hace tres años que te conocí, hace tres años que mi vida ha comenzado de nuevo. Hace tres años que comenzaste a sodomizarme en el lavabo de aquel hotel y fue entonces cuando me di cuenta de que había escogido el camino equivocado, es decir: mi camino.

EMPUTECIDA -2-

Hace tres años que te conocí, hace tres años que mi vida ha comenzado de nuevo. Hace tres años que comenzaste a sodomizarme en el lavabo de aquel hotel y fue entonces cuando me di cuenta de que había escogido el camino equivocado, es decir: mi camino. Hace tres años en aquel hotel me hiciste mil perrerias y después lanzaste billetes por valor de 3000 euros encima de mi cuerpo sucio y repleto de líquidos. Recuerdo que estuve limpiando todos esos billetes con los que después me comp...