Marta mirando al mar

Marta estaba apoyada en la barandilla de madera, vestida con un pareo y un liviano jersey de color crema y escote marinero.

MARTA MIRANDO AL MAR

El sol escapaba poco a poco por encima del perfil que conformaban las rocas. Marta estaba apoyada en la barandilla de madera, vestida con un pareo y un liviano jersey de color crema y escote marinero, también una gran bolsa roja (con el anagrama de publicidad de un banco) colgada de su hombro donde guardaba las cremas, la toalla, un libro, etc. Lo típico que lleva todo el mundo cuando va a la playa. Bajó la vista y miró a la playa. Unos cuantos niños continuaban jugando ajen...

Nunca me pidas un favor

Ella quería una violación en toda regla y a fe mía que se la iba a proporcionar. Iba a ser violada sin compasión por cuatro desconocidos. Tres personas y yo mismo.

Nunca me pidas un favor

Laia me esperaba sentada en una de las mesas de aquel elegante bar. Todas las mesas estaban decoradas con manteles de algodón bordados y cada mesa disponía de una lámpara y un bonito cenicero. Era un lugar de clase, de eso no cabía ninguna duda.

La primera vez que la vi me dio la impresión de que era una mujer de lo mas normal, pelo corto y rubio, alrededor de cuarenta años, manos delgadas y huesudas, traje chaqueta… pero al acercarme me di cuenta de que unos penetr...

Emputecida (1)

Ahora me siento puta. La más puta. Hace tan solo tres años era una ama de casa, idealmente casada, con una hija de tres años y trabajando en un oficina bancaria. Hasta el día que llegaste a la oficina, con tu traje italiano cruzado, caminando lentamente, sin haberte despojado de tus gafas de sol.

EMPUTECIDA -1-

Hace tres años que te conocí, hace tres años que mi vida ha comenzado de nuevo. Estoy en esta habitación, con un hombre del que desconozco hasta el nombre de pila. Está estirado a mi lado en la cama. Esta desnudo. Hemos estado haciendo el amor toda la noche, o mejor dicho, me ha estado follando toda la noche, por todos lados, cuanto y como ha querido. Y ha pagado 30 euros por ello. No es demasiado para todo cuanto me ha hecho, pero siempre me has dicho que si cobro menos dinero de...

Mírame a los ojos

Mírame a los ojos. Abandona esa expresión de superioridad. Abandona toda esperanza.

Mírame a los ojos

Mírame a los ojos. Abandona esa expresión de superioridad. Abandona toda esperanza. Ayer eras tan solo un ama de casa que leías relatos en una Web y te sorprendías excitándote con historias que tu moral rechazaba. Esta mañana has llevado a tus hijos al colegio.

Después has ido a depilarte, a la peluquería. Te has paseado por el paseo de Gracia, mientras tu mente inventaba mil y una excusas para no venir a nuestra cita. Mírame a los ojos. Has venido. Lo sabes. Y ahora estas...

Sodomía a oscuras

Ella tenia culo simplemente perfecto. Ni grande ni pequeño, ni caído ni levantado, ni ancho ni estrecho. Cualquier pantalón que se pusiese era como un guante de látex en las manos de un cirujano. Perfecto. Maravilloso.

Sodomía a oscuras.

Pongámonos en antecedentes: la sodomía siempre fue considerada una práctica "contra natura" porque para la iglesia el acto sexual era algo con fines únicamente reproductivos. Así pues introducir tu pene en el ano de otra persona (ya fuesen hombres o mujeres) no tenía ninguna consecuencia reproductiva y por lo tanto debía ser prohibido. Hoy en día en nuestra cultura continua siendo algo "prohibido" (sobre todo por razones éticas y religiosas) pero ampliamente extendido en las r...

Carta de una sumisa

Sabes que soy tuya, sabes que mis límites prácticamente han desparecido. Cuando llegue a ti era una absoluta novata asustadiza que apenas había probado nada en el sexo.

CARTA DE UNA SUMISA

Amo Ricard, te escribo esta carta a sabiendas de que tu no me lo has pedido y con ello este atrevimiento mío provoque a tu rechazo. Si merezco un castigo por ello entonces será un castigo merecido.

Tanto tus beneplácitos como tus castigos los recibo con la misma y verdadera predisposición (eso creo) así que continuaré escribiéndote esta carta arriesgándome a que te importune. No me importará que me castigues por ello. Porque necesito tus castigos para ser superior a lo q...

Tú me perteneces

Tú no perteneces a tu marido, ni a tus hijos ni a tu familia. Ni tan siquiera te perteneces a ti misma. Tú eres mi propiedad.

Tú me perteneces.

Quiero que sepas una cosa, quiero que retengas esta idea de la manera más clara y diáfana posible. No habrá lugar para confusiones ni aun menos habrá lugar para dudas. Tú me perteneces. Tú no perteneces a tu marido, ni a tus hijos ni a tu familia. Ni tan siquiera te perteneces a ti misma. Tú eres mi propiedad. Y cuando yo reclamo lo que es mío no hay lugar para la duda.

Tú vienes a mí. De la misma manera que viniste a mi hace ahora dos años. Tú eras una novata, alguien sin...

Sometiendo a mi compañera de trabajo (3 - Final)

Capitulo final de la primera experiencia de dominación con mi compañera de trabajo.

Sometiendo a mi compañera de trabajo (y 3)

Una puerta se abre a nuestras espaldas, es entonces cuando sin pensarlo demasiado retiro rápidamente mi pene de su culo (originando un sonido parecido a cuando descorchas un vino) y cierro la puerta del retrete dejándola dentro. Me subo los pantalones y me dirijo a la salida. El origen del sonido es un tipo alto y fornido vestido con un mono azul, parece un operario de mantenimiento. Pero no conozco a toda la gente que trabaja aquí.

-Hola –me dice...

Sometiendo a mi compañera de trabajo (2)

Continua el sometimiento de mi compañera de trabajo en los lavabos del edificio...

Sometiendo a mi compañera de trabajo (2)

-¿Así que hasta mañana a mediodía no tienes que estar de vuelta en casa?

La sonrío pero a ella esa sonrisa no parece tranquilizarla. Tampoco lo pretendo. Quizás si hubiese tenido un espejo a mano me habría dado de que mi sonrisa no es tranquilizadora en absoluto. Cuando se me presenta una nueva sumisa (y mas aun si es novata… mas aun si se trata de alguien como "ella)), no soy capaz de controlar mis rasgos faciales. Controlar los rasgos faciales es...

Sometiendo a mi compañera de trabajo

Primera parte de como comienzo a someter a una compañera de trabajo.

Sometiendo a mi compañera de trabajo (1)

Trabajamos juntos, día tras día, no sería capaz de enumerar aquí los días, menos aun los años. Mi memoria (como sabes) es errática, un desastre para quienes me rodean. Trabajamos juntos y te he visto crecer, durante todos estos años has adelgazado, engordado, embarazado o enfermado. También has cambiado tu pelo de color, de forma, de longitud. Trabajamos juntos y día tras día te he mirado de reojo sin atreverme a formular la más mínima de las proposicione...