No se pueden vivir los sueños de los demás
El destino de Isabel se selló antes de nacer. Incluso, antes de ser concebida. Su madre era profundamente religiosa, y su mayor deseo era entregar a su primera hija al convento Benedictino.
El destino de Isabel se selló antes de nacer. Incluso, antes de ser concebida. Su madre era profundamente religiosa, y su mayor deseo era entregar a su primera hija al convento Benedictino.
Los dos primeros hijos fueron varones, los encargados de perpetuar el linaje de la familia. Isabel fue la tercera de un total de cinco hermanos.
Su infancia fue normal, aunque desde que tuvo uso de razón se dio cuenta de que su madre no la trataba como al resto de sus hermanos y hermanas. Con ella pasaba más...