Sorpresa, sorpresa
Sobre cómo fui conociendo la forma de vivir de Antonio y otras cosas más íntimas que no esperaba.
SORPRESA, SORPRESA
La tarde del sábado, lo estuve mirando durante horas, como soñando y flotando en los aires. Después de una suave sesión de sexo, desde un adagio in crescendo hasta el tutti, que jamás habíamos tocado antes, echados cara a cara sobre mi cama, cerré los ojos y dejé que las yemas de mis dedos fueran palpando y gozando la suavidad tremenda de su cuello, la redondez desnuda de sus hombros, la carne laxa y mullida de sus brazos, el balcón sobresaliente de sus pechos, asomados a su cuerpo...