El primer casquete que regalé a María
Un buen regalo de cumpleaños
María, tenía a la sazón 17 añitos, yo 22. ¡Oh! Dios. Qué recuerdos más maravillosos.
Era, y es una delicia de mujer, tenían que haberla visto. Alta, con unos tirabuzones que como cascadas se rompían en sus torneados hombros que recordaban “los chorros del oro”.
Los ojos como dos soles que daban destellos y fulgores a sus delicadas facciones que transmitían las más ocultas y apasionadas emociones. Del resto de su figura no doy ningún detalle, pues son tan intensos mis celos, que con sólo pensar q...