El converso y la mujer adúltera
El amor puede cambiar a algunas personas.
-“Soy el único hombre que queda”- apoyado en la pared del fondo de la mazmorra, un rayo de luz indica que está amaneciendo. Le acompaña un pequeño grupo de viejas.
A su lado, sucia, casi en los huesos, el pelo desgreñado, una mujer le agarra la mano. Sus dos ojos de garza están llenos de vida.
- “ A los demás los crucificaron, a ti te cortarán la cabeza. Es el privilegio de ser ciudadano romano. Nosotras seremos alimento de las fieras. Se han llevado a los niños y a los jóvenes para venderl...